Los autónomos, en caída libre y sin perspectivas de relevo generacional

La sangría continuará en los próximos meses, avisa Feaga // En tres años se jubilarán 500.000 en España y sus negocios están en el aire // “En estas condiciones ni es atractivo ni es viable”, admiten
Mercado laboral
Lorenzo Fernández
cada vez cuesta más volver a abrir. Un autónomo echa el cierre a su negocio después de una jornada laboral. Foto: Ricardo Rubio / Archivo E.P.

“Ahora mismo el autoempleo está en declive. Todo va en contra”. Son las desesperadas palabras de Francisco Javier Pérez Bello, presidente de la Federación de Autónomos de Galicia (Feaga), quien alerta de que, aunque los miembros del citado colectivo eligieron este modo de vida y son “emprendedores por vocación”, en el actual escenario crear un negocio por cuenta propia “ni resulta atractivo ni es viable”.

En una línea similar, el delegado en Santiago de la Federación Galega de Comercio (FGC), José Antonio Seijas, constata que cada vez se están cerrando más pequeñas tiendas: “No hay más que ir por la calle y ver la cantidad de locales que hay con el cartel de ‘Se vende’ o ‘Se alquila’”. Y gran parte de los que siguen levantando la persiana cada mañana, indica, “están deseando jubilarse”, porque la situación es límite. Un retiro que implicará a la vez la desaparición del negocio, pues no hay nadie detrás que recoja el testigo.

Antes, prosigue Seijas, “los comercios pasaban de padres a hijos e incluso a nietos. Hoy no”. La caída en picado de la facturación por causa de la pandemia, la inflación por las nubes y la irrupción de las ventas on line, sumado a los elevados impuestos o a las jornadas interminables detrás del mostrador para obtener un rendimiento que “en muchísimos casos no llega a los mil euros” al mes, cuantifica, está claro que no son el mejor anzuelo para enganchar a las nuevas generaciones.

Una fotografía que respaldan los últimos datos del Gobierno central, en los que se refleja que Galicia cerró el mes de julio –un período tradicionalmente bueno para la creación de empleo– con 208.020 autónomos, lo que supone una pérdida neta de 789 profesionales desde el principio del año. O, dicho de otro modo, cada mes se dieron de baja más de un centenar de estos trabajadores. “Y lo peor está por venir”, avanza Pérez Bello desde Feaga. Del total de autónomos que se cuentan en Galicia, 84.756 están en la provincia de A Coruña; le sigue Pontevedra, con 67.875; Lugo alcanza los 32.397; y cierra Ourense, que, por primera vez, baja de la barrera de los 23.000 y finaliza julio con 22.992 autónomos. “Un drama”, zanja.

Por si fuera poco, añade Pérez Bello, la situación, “lejos de mejorar, empeora cada día”. España, explica, es la única economía de la Unión Europea que no recuperó el PIB pre-covid; la morosidad (deuda comercial) aumentó un 42 % en el primer trimestre del año; el periodo medio de pago de las facturas ha aumentado unos 83,9 días de media desde el inicio de la pandemia; el final de la moratoria concursal disparó los concursos de acreedores en un 58 %, mientras la creación de empresas en Galicia se desploma en un 33 %, el doble que en España; y la deuda pública bate su récord histórico y supera ya los 1,47 billones de euros.

De cara al balance del mes de agosto, un mes en el que siempre se destruye empleo y sube el paro al terminar la temporada estival y, con ella, los contratos vinculados al turismo, el propio ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, estima que el descenso de trabajadores se situará en 187.000 personas de media, aunque sostiene que será algo menos de lo habitual en años previos de crecimiento económico. Pérez Bello tampoco ve el final del pozo en septiembre, octubre o noviembre. “La sangría no cesa”, sostiene.

Con estas cartas sobre la mesa, el responsable de Feaga advierte, en sintonía con Seijas, sobre el negro panorama que pinta para el futuro de los autónomos si no se mejoran las condiciones actuales. Del total de 3,3 millones que hay en España, en los próximos tres ejercicios calcula que se jubilarán unos 500.000, cuyos negocios no tienen garantía de continuidad ante la falta de relevo generacional. “Muchos de ellos superan ahora los 60 años y sólo están aguantando para poder jubilarse”, coincide.

Hacerse rico, desde luego, no es un incentivo para aquellos jóvenes que piensen en continuar con el establecimiento familiar. Los números indican que los ingresos mensuales de 1.200.000 autónomos no llegan a 1.200 euros, mientras que un millón trescientos mil no superan los 1.700. Sólo 753.000 ganan más de esa cifra.

Ante esta situación, en palabras para EL CORREO GALLEGO, el presidente de la Federación de Autónomos de Galicia reclama un “cambio radical en las políticas públicas”, sobre todo en las tocantes a la energía, la economía y la fiscalidad. Es importante, apuntan, “que se refuerce la producción propia de todas las fuentes de energía disponibles”, una “profunda reforma fiscal con rebajas impositivas”, una “reducción drástica del gasto público” y “una moratoria en la aplicación del sistema de cotización por ingresos de los autónomos”. A su entender, la clave está en una fiscalidad y un sistema de cotización “más justo y menos agresivo”, resume.

A todo ello se unen otros obstáculos como la inflación, que ahoga al pequeño comercio entre las subida de la factura de la luz, de los combustibles o el elevado coste de la materia prima. Y todo ello en un momento en el que las ventas por Internet, “a las que los negocios de proximidad no hemos sabido o no hemos podido adaptarnos”, reconoce Seijas, están poniendo entre las cuerdas a las pequeños tiendas, que tienen que hacer frente a los gigantes digitales.

Hay muchos comercios que se quedan por el camino: se ven abocados al cierre. y, como llaman la atención los dos profesionales consultados por esta casa, cuando uno de estos establecimientos baja la persiana para siempre, no solo se queda en paro el dueño, sino también sus empleados. Sufren sus familias y también otros negocios, ya que desciende el consumo.