Santórum pretendía sobornar a agentes antidroga para poder alijar en Galicia las cuatro toneladas de cocaína del ‘Karar’

Conversaciones intervenidas y un informe policial presentado en el juzgado revelan las intenciones del líder del clan arousano// “En la Udyco hay otro que es el jefe y yo puedo tocarlo. Cuanto más se toque más tenemos que pagar”, decía a sus socios
Antonio P. Fidalgo

Hace diez días un tribunal de la Audiencia Provincial de Pontevedra dejaba en libertad bajo una irrisoria fianza de 30.000 euros a Juan Carlos Santórum Navazas por su relación con el alijo de casi cuatro toneladas de cocaína incautado a bordo del buque Karar. Santórum está considerado tanto por el fiscal antidroga, Alberto Varela, como por los agentes de Udyco, Greco y Vigilancia Aduanera el líder de una organización de nacrotransportistas que, además de alijar la coca del barco con bandera de Togo iba a hacerse cargo de los más de 3.000 kilos que se hallaron en el narcosubmarino localizado en la ría de Aldán a finales de noviembre de 2019.

Pese a los numerosos indicios hallados en su contra, muchos de ellos desvelados por este periódico tras haber accedido a al sumario 494/19 del Juzgado de Instrucción número 3 de Vigo, los magistrados no los consideraron suficientes para decretar su ingreso en prisión. De esta forma siguió el camino de la libertad (aunque con cargos) seguido por el resto de los miembros de su banda.

En las diligencias previas abiertas aparecen más informaciones tan relevantes como inquietantes: Juan Carlos Santórum hablaba con sus socios de los contactos que tenía con miembros de efectivos antidroga y su pretensión de sobornarlos para, previo una cantidad de dinero, recabar información que le permitiera seguir adelante con sus propósitos delictivos. Vayamos con algunos detalles

“Es muy revelador, como igualmente detectan la presencia de un vehículo que les hace sospechar que es un vehículo policial, cuestión que les hace ponerse muy nerviosos. El vehículo en cuestión, un Verso de color gris, con cristales tintados y la serie de matrícula JKF, que atribuyen a la Udyco, provoca que los investigados barajan la posibilidad de contactar con diversos integrantes de diferentes Cuerpos de Seguridad al objeto de poder obtener información sobre la posibilidad de que estén siendo objeto de investigación”. Lo anterior es un párrafo de un informe policial al que tuvo acceso EL CORREO, y que fue remitido por responsables de la Udyco y el Greco Galicia, con sello y firma de la Comisaría General de la Policía Judicial al Juzgado de Instrucción número 3 de Vigo, dentro del marco de la investigación abierta contra miembros del clan de narcolancheros liderado por Santórum. En esa diligencia policial se da cuenta de las intenciones que tienen los investigados y de unas posibles relaciones con miembros de las Fuerzas de Seguridad que, de acuerdo con conversaciones intervenidas a Santórum revelan datos concretos sobre presuntos contactos con agentes “cuando tiene problemas” o creen tenerlos.

En el citado informe se añade que “comienzan (los miembros del grupo) a valorar de manera mucho más seria la posibilidad de hablar con alguna persona relacionada con la Udyco y que en esos momentos ellos puedan sacar la información de si están siendo investigados”.

Todo esto ocurre cuando los agentes antidroga estaban tras la llegada a las costas gallegas de tres buques que en sus bodegas llevaban más de doce toneladas de cocaína y de las que solo se pudieron incautar 3.850 kilos a bordo del Karar.

¿Por qué llegan a la conclusión de que Santórum podía tener contactos en las Fuerzas de Seguridad? En unas conversaciones intervenidas, los lancheros arousanos sospechan que le colocaron una chicharra (sistema de seguimiento por GPS) en uno de los vehículos que utilizan en sus actividades ilegales. Lo que desconocían es que en otro, que habitualmente utiliza el propio Juan Carlos Santórum, los agentes antidroga habían instalado un sistema de escucha que estaba grabando todo lo que decían.

El líder con sus dos hombres de máxima confianza, Emilio Xosé Rodríguez y Braulio Vázquez, participan en la charla, a la que también accedió este periódico, que se produjo el 23 de abril en el interior de un coche de la organización. Se inició y finalizó en las inmediaciones de la casa de Braulio Vázquez tras un recorrido de media hora por Vilaxoán y Vilanova.

Juan Carlos Santórum. Me huele a chamusquina

Braulio Vázquez: ¿Y no se puede mirar?

J.C. Mirar si pero si toco hay que pagarle a la gente...

B. No, yo decía por mirar...

J.C. Yo en la Udyco puedo tocar pero por aquí...

B. Por otro lado los de Aduanas, ¿non?

J. C. Puedo tocarlos a ese que te dije por ahí de Cores y más puedo tocar a un mando ¿sabes? en el medio de ellos porque cuando la mercancía de Pajuelo ellos los otros dos están en la... cobran también, ¿entiendes?

B. Están los dos (X.X:) y otro..

J.C. Pero hay otros dos, el (X) y más el (X) eso olvídate

B. Pensé que eran los jefes....

J.C. El jefe es (X) pero el que más manda no es (X) es otra persona. (X) ascendió y está de jefe, manda pero hay otro que es el jefe y yo puedo dar con ese, ese que andaba detrás nuestra, el bigote, que anda en un León... ese tío antes era jefe pero los papeles siguen igual, a ese puedo tocarlo, el caso claro es lo que estamos hablando, cuanto más se toque más hay que pagar.

(Silencio)

J.C. Y ahora si hay algo de 3.000 o así ya sabemos... yo no me vi con nadie.

B. Pero las lanchas ya están en la nave.

J.C. Ese coche es 100 % de ellos, además lo vamos a ver allí porque va a ir para casa, no hay vueltas que darle

B. Vaya forma de cagarla.

J.C. En último recurso ya te digo que si tenemos que tocar, tocamos, ya sabemos como es la cosa. Al tocarlos sabes si están ahí desde el principio o si solo saben la mitad pero aún les falta la otra.

B. Estamos de acuerdo.

(EL CORREO tomó la decisión de no transcribir los nombres de los agentes a los que se refieren hasta tener conocimiento oficial de si se abrió algún expediente o investigación sobre ellos).

COCAÍNA PARA UN GRUPO INTERNACONAL. Por aquellas fechas los agentes de la Udyco, Greco y SVA tenían abierta una compleja investigación tras recibir una alerta de la DEA (agencia antidrogas norteamericana) por la inminente llegada a Galicia de una importante cantidad de cocaína que iba a ser alijada en alta mar por las lanchas del clan Santórum a instancias de un grupo extranjero.

Con Juan Carlos habían contactado dos personas, el catalán Sergio R.T., que ejercía como intermediario, y un ciudadano de origen árabe Abdellah E.K., que actuaría en nombre de la organización que financiaba la operación, los dos figuran investigados pero no fueron imputados en esta causa que sigue abierta en un juzgado de Vigo.

Pese a las evidencias, todos los miembros de la banda de narcolancheros están en libertad condicional aunque Juan Carlos Santórum, que inicialmente escapó y permaneció escondido hasta finales de agosto, se encuentra en la prisión de A Lama cumpliendo dos años de condena por revelación de secretos: había sobornado a dos agentes de la Guardia Civil para que le facilitaran información sobre operaciones de narcotráfico activas. Santórum negociaba ante terceros con datos comprometedores que le podrían ayudar para eludir las actuaciones policiales. Es decir, justo lo que pretendía en esta ocasión.

Precisamente estos hechos provocó que se activara todas las alarmas cuando se detectó la conversación antes reseñada. El arousano, en otras charlas intervenidas en este operativo, también alardeaba de sus contactos con miembros del SVA (ver recuadro) que le permitían tener bajo control los movimientos de las lanchas en sus bases y conocimiento sobre las investigaciones que estaba abiertas.

En el registro efectuado en la casa de Juan Carlos, además, se localizaron uniformes y chaleco antibalas con distintivos policiales junto a otro material (sirenas, detectaores GPS o aparatos de escucha) que utilizan las fuerzas de seguridad.