Una historia para no olvidar: ETA y los 68 gallegos que asesinó

El coruñés José Antonio Pardines fue la primera víctima de la banda terrorista en España // Una ourensana y dos lucenses perdieron la vida en el Hipercor de Barcelona // Tras 10 años desde el cese de su actividad armada, siguen sin desvelar donde están los tres jóvenes que ejecutaron
Terrorismo etarra
Jorge Garnelo
atentado contra el coche en el que viajaba en 1986 el teniente coronel Carlos Besteiro, natural de A Coruña, quien según varios testigos fue acribillado por tres jóvenes vinculados a ETA (Madrid). Foto: Efe

Era 20 de octubre de 2011. Nadie esperaba que las últimas líneas del terrorismo radical vasco se escribiesen aquel jueves. Pero así fue. “ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada”, indicaba la banda por medio de un comunicado. Un anuncio tan insólito como necesario para España, tras 43 años de violencia sufridos también por Galicia, que este miércoles cumplió una década. Por el camino, 853 asesinatos de los que 68 (el 8 %) se cobraron vidas gallegas. A ellos se suman 2.632 heridos, así como más de 7.000 víctimas, 86 secuestrados y un número negro de amenazados, exiliados y damnificados económicamente. En nuestra comunidad, además, una gigantesca cuenta pendiente que todavía a día de hoy continúa sin resolverse: ¿dónde están José Humberto, Jorge Juan y Fernando? Su respuesta vale más que cualquier perdón.

Lo cierto es que el pueblo gallego se acostumbró pronto, muy pronto, al terror de Euskadi Ta Askatasuna, una organización criminal que mató a casi siete veces más ciudadanos de esta autonomía que los “autóctonos” Grupos de Resistencia Antifastista Primero de Octubre (Grapo) y el Exército Guerrilheiro do Povo Galego Ceive (11 entre los dos). Pero lejos de la cifra etarra, que con sus macabras actuaciones iba elevándose, lo que de verdad hicieron fue destrozar familias y soterrar esperanza mientras la ciudadanía, unida como nunca, evidenciaba que no cedería ante su cruel e inhumano chantaje.

La primera exhibición del horror impactó aquí, exactamente en Malpica de Bergantiños (A Coruña), de donde era natal José Antonio Pardines Arcay, primer asesinado por ETA en España, por el hecho de ser guardia civil. Solo tenía 25 años y su “delito” fue regular la circulación en un tramo en obras de la Nacional I (Aduna) aquel 7 de junio de 1968.

Comenzó así la desmesurada actividad terrorista de la organización criminal, que hasta su punto y final se saldó con 3.500 atentados. A causa de los mismos, murieron 68 habitantes ligados a nuestra comunidad: muchos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE). Es el caso de Manuel Pérez Vázquez, otro agente de Guardia Civil, ejecutado en 1974. Ese año también perdía la vida un matrimonio gallego tras una explosión orquestada por la banda. En la cafetería Rolando (Madrid) fallecían María Josefina Pérez Martínez y Baldomero Barral Fernández.

DEMASIADOS MILITARES, POLICÍAS Y AGENTES GALLEGOS. Además de Pardines y Pérez, ETA se llevó por delante los sueños y planes de futuro de numerosos funcionarios ligados a las Fuerzas Armadas y demás autoridades. Solo en la década de los 70, el colectivo homicida mató al cabo primero de la Policía Armada, Ovidio Diaz López, originario de A Coruña (1975), al guardia Constantino Gómez Barcia, nativo de Lugo, de 21 años (1977), y al policía municipal Manuel Ferreira Simois, natural de Untas, Ourense (1979). En 1980, la banda asesinaba a los guardiaciviles Ángel Prado Mella, (Sobrado dos Monxes, A Coruña) y José Luis Vázquez Platas (Coirós, A Coruña). Ambos perdían la vida en Salvatierra (Álava) cuando velaban por el buen desarrollo de una prueba ciclista. A dicho crimen le siguió el asesinato de otro guardia, Benjamín Fernández Fernández (A Proba de Burón, Lugo) en 1982; el del teniente general Guillermo Quintana Lacaci (Ferrol) en 1984; o los del vicealmirante Fausto Escrigas Estrada (Ferrol) y el guardia civil del equipo de desactivación de explosivos, Fernando Amor Calvo (San Sadurniño, A Coruña) en 1985.

Lejos de poner fin a la barbarie, ETA mataba en 1986 al teniente coronel Carlos Besteiro Pérez (A Coruña). Y solamente un año más tarde, en 1987, a Ángel Ramos Saavedra (A Coruña), conductor de un autobús de la Academia Militar de Zaragoza.

Ya en los 90, cabe recordar el asesinato en 1991 del guardia Ricardo Couso Ríos (Santiago de Compostela). En 1995, los etarras también acababan con la vida del comandante de Artillería Luciano Cortizo Alonso (A Rúa, Ourense) y tres primaveras después, en 1998, con la del subteniente de la Guardia Civil Alfonso Parada Ulloa (Melide, A Coruña).

CHICOS CONFUNDIDOS con POLICÍAS Y MÁS CIVILES ASESINADOS. A mayores, la banda terrorista también asesinó a civiles gallegos (tan inocentes como los anteriores). Un ejemplo fueron José Humberto Fouz Escobedo, Jorge Juan García Carneiro y Fernando Quiroga Veiga, tres jóvenes confundidos con policías que ETA secuestró y mató sin desvelar dónde están sus cuerpos.

Otro es el de María Emilia Eyre Diéguez (Chantada, Lugo), Matilde Martínez Domínguez (Quiroga, Lugo) y María Paz Diéguez Fernández (San Martiño-O Bolo, Ourense), gallegas que murieron en el atentado más sanguinario cometido en la historia de la banda: el del Hipercor de Barcelona. Hubo 21 víctimas.

Entre otros habitantes que los radicales vascos mataron están Luis Candendo Pérez (Ourense), obrero de la siderometalurgia que llevaba 25 años viviendo en Gipuzkoa, y José Ángel Santos Laranga (Porto do Son, A Coruña), de la distribuidora de material eléctrico Elektra. A todos ellos y los demás DEP.