¿Colegiata o centro comercial?

Beatriz Castro

destaca la Xunta la necesidad, aprovechando el nuevo impulso del Real Patronato, de restaurar por completo la Colegiata de Sar y acometer un lifting integral a su entorno con el objetivo de convertirla en uno de los monumentos más visitados de Santiago. Afirma el conselleiro de Cultura, con palabras finas e institucionales, que aquello está hecho un desastriño y que un templo con tantos siglos de antigüedad debería relucir como los chorros del oro. Y señala, además, que meter mano a esa calamidad debería figurar en el punto primero de cualquier manual sobre actuaciones prioritarias en el patrimonio monumental compostelano. No les falta razón a quienes opinan así, y de hecho resulta lamentable comprobar cómo la Colegiata recibe menos atención y cariño, por parte de las instituciones, que cualquier iglesia de tercera categoría pese a ser uno de los templos más antiguos y con mayor valor histórico de Santiago y Galicia. Aunque méritos le sobran para figurar en el top ten de los inmuebles con mayor solera, los visitantes que se acercan hasta allí se encuentran con la penosa estampa de decenas de coches aparcados de cualquier forma en la explanada que rodea la iglesia, como si aquello fuese un complejo comercial al que la gente acude en tropel a hacer la compra del mes. De hecho, solo falta que se instale, intramuros, un tenderete de esos en los que se cogen los carritos después de introducir un euro en la ranura de turno. El Ayuntamiento lleva meses prometiendo que solucionará la situación, pero el día de los Fuegos del Apóstol allí no cabía ni un vehículo más y a nadie se le ocurrió poner una cadena en la entrada a la finca. En cuanto al cuidado del entorno, también deja mucho que desear, pero parece que la prioridad del momento es llenar de cámaras inteligentes el casco histórico con el fin de justificar que ya estamos en la senda de convertirnos en una city smarth. No somos más lelos porque no entrenamos.

Beatriz Castro/Periodista