Estabilidad sin estridencias

El Correo Gallego

fiel a sí mismo, Feijóo aprovechó ayer la sesión constitutiva del Parlamento de Galicia para lanzar un mensaje implícito de continuismo. Nada nuevo bajo el sol en la política institucional de la comunidad. Nunca ha hecho concesiones a la rumorología ni ha participado en estériles juegos de salón el presidente de la Xunta, y nadie con dos dedos de frente esperaba que justo ahora, con mayoría absolutísima, cayese en la tentación de cambiar cromos porque sí. Que Miguel Santalices siga como presidente del Parlamento, Diego Calvo como vicepresidente y Pedro Puy como portavoz del Grupo Popular, solo puede ser interpretado como una apuesta balsámica por la estabilidad. A Feijóo no le gusta tocar lo que funciona y la Cámara va como un reloj suizo. Colocar a Corina Porro en la secretaría de la Mesa le permite al líder del PPdeG mantener los equilibrios territoriales, siempre delicados. La hoja de ruta de una legislatura que huele a atípica, marcada por los zarpazos del coronavirus y por las restricciones sanitarias, quiere escribirla el inquilino de Monte Pío desde el bendito escenario de la normalidad y la gobernanza. Lo que podemos esperar del poder legislativo en los cuatro años próximos lo explicitó ayer Santalices, siempre con las ideas claras: primero, nada de espectáculos de postureo, porque en la política gallega “non cala a estridencia”; segundo, que los tres grupos parlamentarios se conjuren para que esta sea “a lexislatura das persoas”. Nos parece una excelente receta la que propone el fino político ourensano. En circunstancias terribles e inciertas, más que nunca el Pazo do Hórreo tiene que saber conectar con la sociedad, muy especialmente con los sectores más castigados por la brutal crisis del covid, e impulsar iniciativas que sean útiles. En pocas palabras, lo que los gallegos esperan de sus diputados –de todos ellos, por supuesto– son discursos pegados a sus problemas y a sus sueños, y que estén a la altura de los complicados retos que Galicia tiene por delante. Que Feijóo mantenga como portavoz a Pedro Puy, un colosal bastión del mejor parlamentarismo, es una garantía de que el Grupo Popular trabajará con seriedad y esfuerzo, y de que buscará consensos con nacionalistas y socialistas al servicio de los intereses generales. A la espera de conocer quiénes se sentarán en el nuevo Consello de la Xunta –barruntamos muy pocos cambios, si es que el presidente hace alguno–, el comienzo de la legislatura nos confirma la buena noticia de la estabilidad. No es poca cosa.