Galicia cierra las cicatrices afganas

El Correo Gallego

HÉROES. El próximo jueves estará con nosotros el último militar gallego en Afganistán. Un teniente lucense, criado en Monelos, que pasó su adolescencia en el barrio de Vilaboa (A Corveira-Fonteculler) en Culleredo. Un valiente profesional. Y, lo más importante, una buena persona. Porque estas dos características, valentía y bondad, son vitales para llevar la paz donde más se necesita. El primer atributo “coge aviones” o “aguanta seis meses amando familiares entre pantallas” mientras el segundo “crea vida, esperanza e inspiración con lazos que unen hasta la eternidad del recuerdo” en medio de tierra hostil. Ambos complementan sus debilidades y fortalezas. Como los militares, como cada equipo. Entre ellos la Brigada “Galicia” VII y sus efectivos. Porque la Brilat ha dejado una huella imborrable en el país asiático y este también ha marcado otra sobre nuestro suelo. Centenares de efectivos gallegos han pasado durante casi 20 años de contienda por tierras afganas, sometidas al terrorismo del yihadismo, con el propósito de ponerle fin, ayudando al Gobierno nacional y a sus Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ante la desmesurada violencia talibán; asesorándoles y asistiéndoles cuando más lo necesitaban; o garantizando la seguridad nacional, desde las elecciones generales hasta las carreteras locales. Por el camino, la vida de 17 gallegos y la afortunada vuelta del resto. Todos héroes.