Infraestructuras grandes y pequeñas

Beatriz Castro

santiago Entre los proyectos más demandados en Compostela, y afortunadamente ya en marcha, figuran las mejoras de los accesos a los polígonos industriales de la zona norte. Hace años se consiguió por fin eliminar el cuello de botella que suponía el viaducto de entrada al Tambre, donde el periférico se estrechaba en dos carriles. Quedaban pendientes los accesos a Costa Vella y A Sionlla, y la conexión de las tres áreas, con la construcción del Orbital y el Orbitaliño, uno en obras y otro a punto de salir a exposición al público. Supondrán un gran avance no solo para el conjunto de la ciudad, sino para toda la comarca, cuyos vecinos acuden a diario a las áreas comerciales allí instaladas. Pero el problema de muchas de estas infraestructuras de interés general es que pueden acabar ocasionando un perjuicio particular, y no sería el primer caso de un barrio que acaba pagando en sus propios terrenos el paso de unos equipamientos que nada dejan en él, y le causan más perjuicios que beneficios. Ocurrió hace años en la ciudad con los vecinos de O Eixo, que entre autopistas y tren quedaron aislados unos de otros, y ahora estaba a punto de pasar con los de Castro y Reboredo, que después de la autovía, ahora veían sus accesos dificultados por las obras del Orbital. En estos casos es preciso además de pensar en las grandes obras, también en las pequeñas, y en las necesidades de todos los vecinos del entorno, estar cerca de los ciudadanos y escuchar sus demandas, porque lo que para un ente estatal es un proyecto más y se ve de lejos, conviene también echarle un vistazo de cerca. Si importante es sacarlo adelante, más aún hacerlo en las mejores condiciones posibles, y sin causar daños a terceros. Que ahí está también la rotonda de Conxo, que ha solucionado muchos atascos, menos para unos vecinos que han quedado segregados y ahora necesitan de un cosido a posteriori que evite que el túnel siga siendo una zanja difícil de pasar.