Obras recién concluidas que salen rana

El Correo Gallego

EN LOS ÚLTIMOS años no ha habido demasiada suerte con las obras de reurbanización de la capital gallega. Varias de ellas nacieron con mal pie y acabaron peor. Ahí está el mejor (peor) ejemplo de la avenida de Vilagarcía, obra estrella y prácticamente la única de la legislatura de Compostela Aberta. A los pocos meses la calle estaba ya convertida en un desastre urbanístico. Algo pasa: o no hay un control de calidad o los diseños y materiales no son los adecuados. Pero la realidad es que están fallando. Los vecinos de Batalla de Clavijo están que trinan por cómo ha quedado su calle. Muchos tienen miedo a estamparse contra el suelo por lo mucho que resbala el pavimento. A lo mejor quien planifica los materiales no tiene en cuenta que en Santiago llueve, y que hay personas mayores o con movilidad más limitada a las que hay que tener en cuenta, sobre todo cuando se trata de una pendiente considerable. Con estos y otros muchos precedentes los vecinos de Concheiros ya hace tiempo que se han puesto a temblar, por lo que pueda pasar con su calle. Ya no solo hablamos de retrasos en la obra, de falta de presión de agua que impide incluso ducharse muchos días, porque no encienden las calderas. O que muchos no sean conscientes de que el aparcamiento el superficie va a desaparecer casi por completo, sin haber ofrecido alternativas reales a los vecinos. Todos queremos más espacio para pasear, rúas y ciudades más vivibles. Pero la realidad es que los vehículos existen, y en una zona en donde apenas hay garajes en las viviendas cargarse las plazas sin dar opciones va a generar conflictos. Triacastela ya existía y se aparcaba ahí. No hay más plazas. Y Altiboia queda en el quinto pino y ya está completo. ¿De verdad no se pudo planificar una alternativa real para los vecinos? Lo de siempre...

BEATRIZ CASTRO. Periodista.