Oleada final de las fusiones en banca

El Correo Gallego

FINANZAS Si alguien vinculado al mundo del dinero, ya fuese un banquero o bancario, se quedase dormido hace doce años y despertase hoy le costaría muy mucho reconocer el actual sector financiero al que hemos llegado. Y si prolongase su reparador sueño hasta 2021 ó 2022, seguro que mucho menos. Tras la crisis detonada en 2008 que se llevó por delante centenares de miles de empleos, millares de empresas, lo primero que perdimos fue el sistema de las cajas de ahorro, forzadas a fusionarse entre ellas y posteriormente a bancarizarse. No verá ya al Pastor ni al Popular. Ni a Caixa Galicia y Caixanova, despues Novacaixagalicia, posteriormente Novagalicia o NCG Banco. Todo eso, sumado tras la llegada de Banesco al Etcheverría, y ahora al negocio en Portugal de Deutsche Bank y en España de la Caixa Geral lusa, es lo que hoy conocemos como Abanca. Es, con su sede social en Betanzos el último reducto de la banca autóctona junto a la lucense Caixa Rural Galega. Ahora la absorción de Bankia por CaixaBank constituye el pistoletazo de salida de la definitiva oleada de concentraciones financieras. La entidad que preside Juan Carlos Escotet tiene la solvencia, estabilidad, lejanía de la Bolsa, solvencia y un colchón de más de mil millones de exceso de capital que le permite maniobrar entre las quinielas de fusiones con un objetivo: seguir siendo el banco de Galicia.