reseña musical

Aaron Siebert Sío: “Memorias dun neno labrego”

Ramón García Balado

El violinista Matthieu Arama será intérprete del “Concierto para violín y orquesta en R m. Op.47”, de J.Sibelius con la “RFG”, bajo la dirección de Paul Daniel en el Auditorio de Galicia-20´30 h.- y la preceptiva sesión “Conversando con...”- 19´45 h.-, con el propio director, en un programa que repetirá mañana, en el Teatro Afundación y al día siguiente en Coruña. Para el programa, una novedad en estreno de la orquesta, “Memorias dun neno labrego”,composición de Aaron Siebert Sío, y el “Canticus Articus”, de Einojuhnani Rautavaara. El violinista Matthieu Arama, podría haber colaborado a comienzos de abril con nuestra orquesta, para interpretar el ”Concierto para violín nº 3, en Si m. Op. 61”, de C.Saint- Saëns, si no fuera por las circunstancias sabidas, dentro del margen de días contados. Sí le escuchamos en las “Xornadas de Música Contemporánea”, de 2017-“Música e outras artes”-, con nuestro director, eligiendo para esa cita el “Concierto para violín y orquesta en Re M.”, de Igor Stravinski, una convocatoria que incluía “Jobs and Gates of Dawn (and other uchronias”, de Eduardo Soutullo y el estreno de “Jong. Música para malabarista y orquesta de cámara”, de Lotta Wennäkoski, coreografiada por Pablo Reboleiro. El violinista se formó en el Conservatorio de Paris, en donde obtuvo el Primer Premio, en 2000, año el que fue aceptado por Oistrakh, en el “Conservatoire Royal de Bruxelas”, ganando galardones como los Concursos de Montreal, el ”Benjamin Britten”, el “Shlomo Mintz” y el “Yamaha Music Foundation”. Maneja un “Guarnerius (Duc de Crémone)”, cedido por la”Asociation Zilber-Vatelos, Rampal”.

Aaron Siebert Sío, con obra en estreno, como encargo de la “RFG”, es una dedicatoria al compositor Octavio Vázquez, fue artista precoz, nacido en Virginia aunque de ascendencia gallega por parte de madre y norteamericana por su padre. Estudió en el Conservatorio de Vigo, y su primeros tanteos, fueron dos piezas para un concierto de “Unicef”, y una experiencia “crowfounding”, mientras probaba ideas en estos espacio con Octavio Vázquez, su apoyo incondicional desde los comienzos, en el “Nazareth College” y un master que supondría una idea de referencia, las creaciones para tv, el cine, en medios actuales, que se confirmarán en la Eastman School of Music”, de la “Rochester University”, una de las primordiales en esas materias. Siempre Octavio Vázquez resultó ese punto de apoyo irrenunciable y de él recordamos la serie de obras-encargo, que la “RFG”, puso en atriles: “Tropos.Concierto para violín y orquesta”, con Amaury Coeytaux; “Viuvas de vivos e mortos”, compartida con Cristina Pato; “Hermes” o “Memento”, con la “OSG” y el “Trí Gernika”, con la pianista Isabel Pérez Dobarro, el violinista Pablo Martín y el chelista Pedro Peláez.

En el “Nazareth College”, fue seleccionado para una estancia veraniega en Los Ángeles, con el maestro Hans Zimmer, especialista en bandas como “El rey León”, ganadora de un “Oscar”, recibiendo un trabajo de graduación en 2018, y el Premio de Composición del Departamento de Música. Una de sus piezas para orquesta, se inspira en la plástica de dos obras, “Arlekin”, de Rafael Úbeda y “Largo viaje III”, de Nicoletta Tomas Caravias. Confiesa con ello que muchas de sus composiciones, están profundamente ligadas a la pintura, en medio de una labor determinada por la interdisciplinaridad, ya que esos cuadros, se proyectaron durante el estreno de la obra. También Úbeda, inspiró Blue Vibrations”. Trabó sobre una obra de saxo, dedicada al “Cuarteto Psaiko”, mientras preparaba un proyecto para la “Rochester University”, como fin de master, que fue dirigido por Mark Watters, ganador de seis “”EMMY”.

La obra en estreno de Aaron Siebert Sío, está inspirada en el relato “Memoria d´un neno labrego”, de Xosé Neira Vilas, y que se nutre de las raíces musicales gallegas para plasmar una visión personal de la tierra. La vida de “Balbino”, su protagonista, se centra en el carácter único de su inocencia anciana, que funde infancia y vejez a través de un cierto realismo mágico. Esta coexistencia de aspectos encontrados pervive hasta la vejez gallega, caracterizada en sí misma por la extraña presencia de un gran fuego joven, Esta dicotomía es un pilar central de la visión de la identidad de Galicia, que despierte en cada uno, su forma especial de sentirla, de lo contrario, su trabajo no valdría mucho.

Es música lírica centrada en la belleza de la disonancia en las distintas familias de la orquesta, estructurada en varias olas de tensiones que nacen de alalás y muiñeiras, gaitas y zanfoñas, entretejidas y reinventadas, en texturas orquestales, que culminan de un climax que simboliza el renacer final en el que “Balbino” renace como adulto. Más allá de todo esto, esta obra fue escrita con el único objetivo de significar algo para los que la escuchen. Espera el autor que el trasfondo del cual ha surgido su música, haya dado lugar a algo universal en Galicia

Einojuhani Rautavaara ofrece “Cantus Articus Op. 61”, concierto para voces grabadas de pájaros y orquesta, página inaugural de una música que llamaríamos ecológica, paisajística, en una especie de síntesis entre la naturaleza y el artífico. Ya decía J.Sibelius cuando escuchó su “Requiem en nuestro tiempo Op. 3”, de 1953, que apostó por él como beneficiario de la beca “”Koussevitsky”, que le permitiría estudiar en Estados Unidos, una obra que respiraba desparpajo, originalidad y poderío intuitivo. Apostaba en efecto por un eclecticismo ambicioso y subjetivo y entre las influencias, podían encontrarse Shostakovich y Prokofiev; detalles bartokianos, por la sublimación del folklore; aproximaciones de Messiaen y Debussy y otros centroeuropeos menos comunes, como Vladimir Vogel. Un paso importante llegará con la “Sinfonía nº 6 (Vicentiana)”, por su simbolismo dramatismo, en el que utiliza un sintetizador, en la búsqueda del individualismo trágico de Vincent van Gogh o la “Sinfonía nº 7 (Ángel de Luz)”, por la importancia concedida a los aspectos tímbricos, un modo obsesivo que se confirmará en “Angels and visitation”.

La serie de obras en torno al mundo mágico y trascendido de los ángeles, se reparte en composiciones como la citada, “Angel of Dusk” o la “Sinfonía nº 7” , nacida en la admiración que sentía por Rainer Mª Rilke, que venía de largo y a lo que el músico responderá: “Rainer Mª Rilke, ha estado conmigo desde que lo encontré en mi juventud. En 1994 todavía compuse una obra para coro basada en su “Die Erste Elegie”, de las “Duiniser Elegien”. Rilke y T.S. Elliot, son mis lecturas favoritas, además de Federico García Lorca. Hay varias obras que llevan la palabra ángel en el título”. Dentro del ámbito de esas obras de talante místico, con enorme protagonismo, aparecen “Nirvana Dharma”, “Vigilia” o las que toman referencias de textos poéticos, la “Suite Lorca”, de 1973, en las que se observa un exquisito cuidado del género, por el uso de la variedad de recursos, para crear una obra plena de referencias, ávida de contrastes y con un imaginativo uso del virtuosismo orquestal. En esa vanguardia de la que es cabeza de serie, pero en la que también destacan, en la música finesa, Palmergren, Melartin, Madejota, Raitio y Meritkanto. En su catálogo, una mención para su ópera “Aleksis Kivi”, basada en la vida del poeta, novelista y dramaturgo finés, de ese nombre, autor de “Seitsemän Veljestä”.

El “Concierto para violín y orquesta, en Re m. Op. 47” de Sibelius, fue estrenado por Richard Strauss, en Berlin, y se resuelve e tres tiempos: El “Allegro moderato” el más complejo e interesante, partiendo de tres temas, el primero largo, con una concesión al solista, gracia a una pequeña “cadenza” casi sorprendente en su presentación, antes de la entrada de los chelos y fagotes, para ceder de nuevo la primacía al solista, en un registro más agudo y la oportunidad de un desarrollo en el que el violín y la orquesta parecen convivir en un enfrentamiento deseado, tomando la cadenza” el protagonismo que da consistencia al movimiento, jugando de manera disimulada en la que consigue marcar la debida primacía. El “Adagio di molto”, se enmarca en los patrones de esa tradición a la que representa, con un reconocible lirismo tan de su estilo en obras no necesariamente concertantes y que al parecer, algo debe a la etapa placentera disfrutada en Italia. Será en solista en la tonalidad de Si b. quien cumpla con creces las demandas del melodismo en sus dominios expresivos. En disputa con el conjunto de la orquesta. El “Finale (Allegro ma non tanto)” , en Re M., un vivaz aire de danza que se acerca al rondó, para trasladarnos a un “ostinato” que de nuevo se enfrenta a la orquesta.