Balbín y
‘La Clave’

Firmas
Fernando Ramos

EL fallecimiento del periodista José Luis Balbín a los 81 años es una de esas noticias nunca esperadas que a todos los que los conocimos y tratamos llena de tristeza. Tuve el honor de ser uno de los invitados a su programa La Clave el 3 de diciembre de 1983, dedicado al Contrabando. Este famoso programa, que no era idea original suya, sino de la Televisión Francesa, que él mejoró notablemente, se emitió en varias etapas: primero en RTVE, entre los años 1976 y 1985; y después en Antena 3, entre 1990 y 1993.

Sorprendentemente, desapareció de la televisión pública en pleno gobierno socialista, lo que provocó numerosas críticas. Balbín fue director de los servicios informativos de Televisión Española entre 1982 y 1983, tras el nombramiento de José María Calviño como director general de RTVE, pero apenas duró unos meses en el cargo.

Los invitados a La Clave, por el que llegaron a pasar personajes de relieve de todo el mundo y las ideas, no cobrábamos nada. TVE ponía a tu disposición un coche con chófer y nos alojaba en el hotel Palace de Madrid, con carta blanca. La víspera del programa se celebraba una cena para que los contertulios se conocieran y se hablaba de todo, menos del tema del programa.

Llegado éste, tras una presentación inicial, se proyectaba la película, en tanto se servía un ligero refrigerio, luego se entraba propiamente al debate. Al finalizar el programa, por todo pago, los que interveníamos recibíamos un obsequio sencillo, que en mi caso fue un reloj de madera artesano. Si querías quedarte en Madrid un día más, con el chófer podías hacer un viaje por la ciudad, Cuando La Clave se celebró en Santiago, volvieron a invitarme.

Pese al tiempo transcurrido y la profusión de programas de debate en todas las cadenas, ninguno llegó a alcanzar el nivel de calidad y altura de La Clave. Todos los líderes políticos de la transición y supervivientes del franquismo, pensadores y personajes de nivel pudieron debatir en libertad en programas memorables. Y por allí pasaron desde Mario Soares al general Lanusse. A todos los invitados se nos trataba del mismo modo. Para mí, como entonces joven profesional del periodismo en aquel tiempo, fue un honor que recuerdo con orgullo.