Banderas invertidas

Firmas
Fernando Ramos

EL episodio, que se repite, de que el presidente del Gobierno intervenga en un acto público sin enterarse o querer enterarse de que la bandera de su país está invertida, con el significado que eso tiene en el lenguaje de las enseñas, puede tener varias lecturas. O bien que sea un descuido o bien que haya habido malicia. Francamente, más bien puede ser un descuido precipitado, especialmente en el caso de la OTAN.

Pero si en el primero, cuando Pedro Sánchez se entrevistó con Mohamed VI, no se comprende que los servicios de protocolo del Gobierno no repararan el error, en el segundo, dada que se trataba de una bandera de mesa, el propio Sánchez, si se dio cuenta, debió él mismo poner la bandera correctamente, lo cual no era nada complicado: deslizarla del mástil y darle la vuelta.

En todo caso, pero especialmente en el segundo, son anécdotas menores, sobre las que planean asuntos de más relevancia. Pese a las palabras y gestos del presidente norteamericano Joe Biden con respecto a la importancia estratégica de España dentro de la OTAN y en sus relaciones bilaterales con los Estados Unidos, los analistas especializados en este terreno han advertido que el Gobierno español de Sánchez no parece haberse enterado nunca de las reticencias que provoca en la Casa Blanca que se sienten a la mesa de dicho Gobierno y, por lo tanto, compartan delicados asuntos ministros comunistas y que en el aparato del mismo Gobierno, destacados seguidores de esta ideología estén manifiestamente en contra de la propia doctrina de la defensa de Occidente que representa la OTAN.

Ya se ha visto en las manifestaciones de destacados miembros de Podemos contra la ampliación de la Alianza, su oposición a la ayuda militar a Ucrania, o la propia manifestación contra la OTAN, donde se lucieron banderas con la hoz y el martillo de modo profuso.

Y no deja de ser destacable que el secretario general del PCE –que es un comunista de verdad y no un eurocomunista como Carrillo–, Enrique Santiago, participara en dicha manifestación, sin olvidar que tiene rango de “secretario de Estado”, y que está al frente nada menos de la Agenda 2030, que debe diseñar la España del futuro.