Carlos López García-Picos: “Perspectivas Atlánticas na Transculturación Musical do Século XX”, en el Consello da Cultura Galega

Ramón García Balado

Propuesta en el Consello da Cultura Galega en una serie de actividades destinadas a la conmemoración del centenario del compositor y maestro Carlos López García-Picos, en la que participan, Carlos Villanueva Abelairas (Catedrático de Música da “USC”), María Fouz Moreno (Doctora da Universidade de Oviedo), Carmen Lorenzo Viccaino (responsable do Arquivo da “RG” e profesora da UNIR), y Javier Ares Espiño (Catedrático de piano do CSM da Coruña), actos que se iniciarán el próximo martes con la presentación a las 16´15 h, para continuar a las 16´30 h., con la ponencia de Carlos Villanueva Abelairas: “Música galega na emigración americana”, siguiendo a las 17´30, la que proponen María Fouz Moreno, Javier Ares Espiño y Mª del Carmen Lorenzo Vizcaino, centrada e “Carlos López García-Picos e Isidro Maiztegui: música e galeguismo na marxe do Prata”. A las 19´00, se presentará la obra para violín y chelo, del compositor, propiciada por el Consello da Cultura Galega, en transcripción de Joam Trillo y media hora después, se ofrecerá un concierto del compositor para violín y piano, interpretada por Teresa Morales al violín y Javier Ares Espiño al piano, completando la sesión dos obras del betanceiro, “Canto elexiaco A. 73 (Homenaxe póstumo a Blanco Amor)” y en estreno, la pieza “Ao amigo e gran artista Isaac Díaz Pardo A. 105”.

La figura del compositor fue tratada en profundidad por Javier Ares Espiño, en su monografía “Carlos López García-Picos, Música a orillas del Atlántico”, editada por la Xunta de Galicia, la “USC”, el Concello de Betanzos, la Unión Europea y un par de colaboradores a mayores. Obra impagable, servirá para que destaquemos algunos detalles que vienen al caso para la efemérides y por el programa elegido. La importancia de su maestro Isidro Maiztegui, tras los estudios con Lorenzo Serrallach y el ruso Jacobo Fischer y que a esas alturas, compartirá también con José Corrallini. La relación con Maiztegui, dejará rastros a través de tiempo, en especial entre 1975/6, ya que había destacado como compositor para bandas sonoras, trabajando igualmente distintos géneros. Nacido en Argentina, de padre vasco y madre gallega, aparecen en su música influencias de las músicas populares argentinas y gallegas, destacando la cantata escénica “Macíaso enamorado”, o “Música para os seis poemas Galegos (de Federico García Lorca)”, dedicados a Blanco Amor.

Eduardo Blanco Amor, con motivo del estreno de “La farsa de la búsqueda” del músico, con la que consiguió una beca de la Embajada de Francia en Buenos Aires, para continuar estudios en París, pero que no alcanzaba para esa irrenunciable ambición, sabría mediar para cubrir las expectativas ansiadas. Detalles que comentará Neira Vilas en un artículo publicado en Faro de Vigo, el 10 de octubre de 1993, y que mostraba cómo Blanco Amor, tras el regreso de ambos a Galicia, le ponía al tanto de las personalidades del arte dispuestas a esa generosa contribución, allá por 1953, entre las que destacaban Luis Seone, Alfonso Rodriguez Castelao, Antón Alonso Ríos, Ramón Suárez Picallo, Lorenzo Varela, Isaac Díaz Pardo, “Laxeiro” , Arturo Cuadrado o Ramón de Valenzuela. Luis Seone había comentado el éxito de “La farsa de la búsqueda”, en el Teatro Colón y era una confirmación para resaltar la importancia del músico a favor de la colectividad gallega de Buenos Aires, en las labores de director de coros a lo largo de los años.

Llegará el músico en el otoño de 1957, al París de la “Schola Cantorum”, donde estudiará orquestación con Pierre Wissmer y dirección con Leon Barzim, con el que estará un año, prefiriendo encarar la composición. Con Wissmer, estuvo dos cursos, entre 1957/8, en aquella “Schola Catorum” fundada en 1896, por Vicent d´Indy, Alexandre Guilmart y Charles Bordes, que pretendían romper la hegemonía del Conservatorio parisino, dedicado en preferencia a la música instrumental. Fue siguiendo el modelo de la “Schola Cantorum medieval”, nacida esta a su vez de los coros que cantaban durante las ceremonias papales que dieron origen a centros de enseñanza musical. Junto al citado Conservatorio de París, la “École Niedermeyer”, (fundada en 1853), y la “École Normal de Musique (fundada en 1919), la “Schola Cantorum”, era uno de los centros de enseñanza musicales más importantes de Franca. Wissmer, ginebrino de nacimiento, fue uno de sus íntimos maestros, que había seguido las docencias de Roger Ducasse o Charles Münch, en la “École Normale” y Ernest Ansermet.

El retorno a Galicia, supondrá el reverdecimiento de lazos que le unían con sus raíces, gracias a los contactos que siempre mantuvo, gracias a los Centros Culturales en la emigración y el exilio. Aunque persistía en los oficios compositivos, en el Conservatorio de Betanzos guardarán siempre memoria suya. Su llegada se había producido el 11 de mayo de 1984, viviendo en principio con su hermana Consuelo y su familia, primero en Ribeira y luego en A Coruña. Consuelo ya había regresado en 1973, quien también había emigrado a Buenos Aires. A su familia, les dedicará “Moni-tonadas” y “Joni-tonadas”. Vivencias en su tierra que le acoge, proponiendo planes de estudios, y el hecho importarte de 1985, “Ano Europeo da Música”, que incluirá trabajos de su firma, en colaboración con congresos y festivales y el acontecimiento fundamental que será la fundación de la Asociación Galega de Compositores”, que presentó sus obras “Preludio, Zarabanda y Fuga A. 15”, Scherzo para trío de cañas A. 17” y “Preludio y tema con variaciones A. 20”.

Un amplio catálogo desde obras orquestales, sinfónicas, líricas y la muy aceptada Sindy”, composiciones para piano, trabajo docentes, y obras camerísticas, destacando los cuartetos de cuerdas y las que mencionaremos por la jornada que nos afecta. No son muy frecuentes los dúos o los tríos de cuerda, con ejemplos como los dedicados a la combinación de cuerdas, o el “Requiem para Gerardo”. Las que disfrutaremos, serán “bocetos sonoros A. 105” , en un movimiento único, para chelo y piano, en dedicatoria al amigo Isaac Díaz Pardo, y estrenado en Betanzos el 11 de diciembre de 2000. En precisión, utiliza pocos acordes, en distintas inversiones y registros, para construir esta obra y conseguir brillantez sonora y variedad tímbrica. En primicia especial, resultará un detalle a tener en cuenta. El “Canto elexíaco A. 73”, queda como un homenaje sentido a Eduardo Blanco Amor, obra para violonchelo, de febrero de 1993, en Betanzos, en la Igrexa de Rianxo, en la interpretación de Víctor Ángel Gil, y que para el autor, concede libertad al intérprete para alterar determinados parámetros (tempo, intensidad, dinámicas...),siempre que respeten el espíritu elegíaco de la obra. Obra que repitió en el Aula Municipal de Cultura de Betanzos, el 30 de enero de 1994, con el mismo intérprete. Javier Ares Espiño, autor de la monografía, había pasado por las docencias de Natalia Lamas, Mariana Gurkova, Josep Colom, Guillermo González, Domenico Codispoli, Luca Chiantori y en el Centro Katarina Gurska, con Alexander Kandelaki y Nino Kereselidze.