Francisco Sánchez, el Escéptico, (1550-1623), médico gallego, precursor de Descartes

Firmas
Fernando Ponte Hernando

Consultando las obras histórico-médicas anteriores al siglo XIX, se acusa una marcada ausencia o muy pobre presencia, como ustedes prefieran, de gallegos. Para más escarnio, alguno de ellos, como el que hoy nos ocupa, fue tenido por portugués largo tiempo.

Como tal lo recogen los clásicos repertorios decimonónicos de Hernández Morejón y Chinchilla. No es así, como veremos.

Nacimiento y juventud

El médico, filósofo, matemático y poeta Francisco Sánchez —llamado el Escéptico, para distinguirlo de Francisco Sánchez, el Brocense— nació en 1550 (Morejón da erróneamente esta fecha como 1562 y Chinchilla ni se molesta en dar alguna) en Tui, una de las siete capitales de Galicia, que pertenecía a la provincia eclesiástica de Braga. De ahí la confusión, que parece aumentada por el hecho de que se dice que se bautizó en dicha ciudad lusa, aspecto del que Álvarez Blázquez dudaba, por la condición de judío de su padre, opuesto a bautizar a su hijo, lo que le llevó a una vida nómada, en momentos poco respirables para judíos no conversos, hasta que vió su partida de bautismo en Braga.

La disputa sobre su lugar de nacimiento la zanjó con precisión el historiador de la filosofía Henry Pierre Cazac, (1856-1924), a principios del siglo XX, presentando un documento manuscrito de Sánchez en la matrícula de su doctorado, en el que decía, en latín: Yo, Francisco Sánchez, español, nacido en la ciudad de Tuy, aunque por el habitual chauvinismo de nuestros vecinos del norte y del suroeste tratan de adscribirlo tanto al Renacimiento francés como al portugués, citando obra de John Owen por un lado y la tesis doctoral de Evaristo Moraes Filho, por otro, como señala, muy acertadamente, el profesor Torre Serrano.

Su padre Antonio Sánchez fue también un médico de fama que inició a Francisco en la ciencia médica. Su madre fue la portuguesa Filipa Sousa probablemente de Valença do Minho. Parece ser que no tuvo más hermanos.

Siendo Francisco muy pequeño se trasladaron a Francia donde pasó buena parte de su vida. Antonio ejercía en Burdeos y Francisco pasó después a Roma, donde obtuvo el doctorado en filosofía y en La Sapienza comienza sus estudios médicos y quirúrgicos.

Viajó por toda Italia y después volvió a Francia.

Vida profesional

Hacia 1573 estaba en la Facultad de Medicina de Montpellier, destacado centro académico durante la baja Edad Media y el Renacimiento. En ella obtuvo también el grado de doctor, en acto muy solemne, bien reseñado por Álvarez Blázquez.

A los 24 años alcanzó la cátedra de medicina en Montpellier que ejerció algunos años, renunciando después, según Hernández Morejón: a consecuencia de las persecuciones suscitadas contra él por algunos genios díscolos (sic).

Posteriormente se trasladó a Toulouse, en cuya universidad acabaría sus días en 1623, tras enseñar filosofía, un cuarto de siglo y Medicina unos doce años.

Obra del Dr. Álvarez Blázquez

En fecha no muy lejana, 1964, el doctor Álvarez Blázquez, por entonces profesor ayudante de Historia de la Medicina de nuestra facultad y médico en Vigo, le dedicó un librito de 157 páginas en el que trata su figura con exquisita precisión.

Inicia el mismo con un curioso prólogo para Marañón, ¡el alguacil alguacilado! Resulta que D. Darío dedica un prólogo a aquel gran médico y mejor persona, que escribía prólogos para todo el que se los pedía. A tal punto que el tomo I de sus obras completas, que no lo son del todo ni mucho menos, y que constan de 10 gruesos volúmenes, amén de otro, en igual formato, del Manual de Diagnóstico Etiológico, está dedicado sólo a eso, a los prólogos de Marañón.

Hablaremos otro día de esta costumbre, al parecer gallega, de hacer prólogos para y no de Marañón puesto que Camilo José Cela hace casi lo mismo en Viaje a la Alcarria.

Medicina y Filosofía

En cuanto a la faceta médica y filosófica de Sánchez, dice Álvarez Blázquez:

En el ejercicio de la medicina fue leal, recto, trabajador, inquisidor también, porque siempre que pudo realizó autopsias a sus propios enfermos. Y fue parco. Parco en la receta, tronando ya desde entonces contra el exceso de medicación—nihil novum sub sole, pardiez!---contra la gárrula elucubración a la cabecera del enfermo, contra el charlatanismo y la teatralidad. En muchos aspectos, incluso en el de polemizar con sus contemporáneos—ahí están sus cartas a Cristóbal Flavio—estaba en la lista de su admirado, y también paisano mío, Padre Feijóo.

Su escepticismo filosófico podía quizás adscribirse al dubitativo pensamiento gallego. Voltaire decía que es preciso desconfiar incluso de la experiencia. Y cita un proverbio que él da como de origen español: De las cosas más seguras, lo más seguro es dudar. Si el proverbio es español, nació en Galicia, digo yo.

La obra de Sánchez Opera Medica es una colección de tratados de medicina práctica, farmacia y filosofía.

En Medicina se ocupa del conocimiento, esencia y descripciones de las enfermedades, además del pronóstico y curación de estas. Comienza por las enfermedades internas que divide a capite ad calcem, en tres partes o libros; las enfermedades de la cabeza, las torácicas y las del vientre. Posteriormente dedica otras al estudio de las fiebres y de sus síntomas, en dos libros. A continuación, se ocupa de los venenos, los síntomas que producen y sus antídotos y, después, de los purgantes y, en otro tomo, de las flebotomías o incisión de las venas para la entonces común práctica de la sangría. Un libro más se refiere a observaciones prácticas y otro a fórmulas medicamentosas para manejo de los médicos jóvenes.

Para estudiantes de Medicina y Farmacia escribe un tratadito de farmacopea en tres libros, dos sobre elección y preparación de medicamentos y el tercero sobre purgantes. Vemos que hace hincapié en la tríada terapéutica clásica de: sangrar, purgar y lavativar, sino tanto en la clínica, si, al menos, en sus intereses docentes. Otros libritos los dedicó a la tríaca, aquel medicamento milagroso, compuesto de docenas de sustancias diversas, y de las opiatas o compuestos de opio, jarabes, píldoras y electuarios, compuestos de polvos vegetales, raíces y miel.

También dedica varias obras a comentar escritos del omnipresente Galeno, sobre crisis, enfermedades y síntomas, y una más a comentario crítico de Hipócrates. Realizó estudios anatómicos que condensó en su obra Summa anatomía en la que contrastaba las diferentes opiniones de Realdo Colombo, Galeno, Falopio y Vesalio.

Por lo que respecta a su labor filosófica podemos resumirla en su obra más famosa Quod nihil scitur, que nada se sabe, que se considera un claro precursor de Descartes y su sólo sé que no se nada, habida cuenta de que Sánchez nació 46 años antes que el francés; y diversos estudios sobre el pensamiento aristotélico.

Quod nihil scitur se editó en Lyon en 1581, después en Frankfurt en 1618 y en Rotterdam en 1649. Fue un libro polémico impugnado por unos y defendido por otros como es habitual. Señalar que Sánchez trata de probar lo amplio que es el conocimiento y lo poco que él sabía. Este tipo de planteamientos son los que le han otorgado su sobrenombre de El escéptico con el que es mundialmente conocido.