Genética y entorno

Firmas
Carlos Pajares

EL impresionante desarrollo de la genética en los últimos cincuenta años ha hecho que frecuentemente se haga la pregunta de si son más determinantes en el desarrollo de determinadas enfermedades los hábitos adquiridos y el medioambiente o por el contrario es la genética. No es fácil aislar una de otra porque muchas veces influyen las dos y, es más, a veces tiene que darse el encuentro de las dos, el ambiente (alimentación, bebida, falta de ejercicio, polución...) y la genética.

Si se observa más cuidadosamente se constata además que una influye en la otra y recíprocamente. Por ejemplo, una determinada genética de las personas puede influir en el metabolismo y así en la alimentación. Por otra parte, es bien sabido que determinados entornos, por ejemplo polución alta, influyen en el aumento de fluctuaciones genéticas. Esto no quiere decir que para el desarrollo de una enfermedad sea más determinante el factor genético y en otra el entorno.

La contraposición entre individuo y entorno no esta solamente restringido a la genética y se extiende a todos los aspectos del individuo. Es famosa la expresión de Ortega “Yo soy yo y mi circunstancia”. Ortega estuvo en Alemania varios años y quizás, consciente o inconscientemente, debía estar influido por el desarrollo de la Mecánica Cuántica, realizado entre otros por Heisenberg en la década de los años veinte del siglo pasado. En ella se pone de relieve que la medida de una propiedad de un sistema físico individual alteraba el mismo sistema.

Esta alteración era intrínseca del sistema físico individual de tal manera que no se podía aislar de las medidas, dado que estaba definido por estas. Si se sigue el razonamiento y considera el sistema formado por el anterior y la medida necesaria, para definirle se necesitan medidas que le alteran de nuevo.

En otras palabras, la consideración de un sistema físico individual solo tiene sentido si forma parte de un todo. Separar el individuo de la interacción es imposible. El electrón, lo es en tanto en cuanto interacciona emitiendo radiación (fotones). Las partículas elementales son ellas y sus circunstancias. La consideración de una partícula libre de sus interacciones no es más que una aproximación.

Humanamente saber que la persona tiene mucho que ver con su circunstancia hace que pensemos que nos podía pasar lo mismo que a otros si las circunstancias hubiesen sido las mismas. Esto hace que nos sintamos cercanos y tengamos simpatía y compasión por los otros. Cuando se entra en las historias de personas marginadas, se constata que probablemente en sus circunstancias personales nosotros estaríamos en situación parecida.

También experimentamos gratitud, dado que lo que somos nos ha sido dado, ya sea por herencia o por las circunstancias que hemos tenido y nosotros lo único que hacemos es recibirlo. La gratitud y la compasión son dos aspectos fundamentales del yo humano