Reseña Musical

La soprano Christiane Karg, con el pianista Gerold Huber, lieder de Gustav Mahler

Ramón García Balado

Monográfico dedicado a Gustav Mahler, con la soprano Christian Karg, acompañada por el pianista Gerold Huber, en el Auditorio de Galicia-20´30 h-, en otra colaboración con Amigos de la Ópera de Santiago y la participación en la sesión previa de “Conversando con...19´15”, de Luís Gago Bádenas, musicólogo y profesional activo en medios de comunicación desde RTVE a labores de editor en el Teatro Real. Primordiales vienen siendo sus colaboraciones con la Fundación Juan March, de las que destacamos el ciclo de la “Historia del Lied, en 7 conciertos”. Además de sus publicaciones de propia firma, apreciaremos las traducciones de “La música en el castillo del cielo”, de J.E.Gardiner, en la que director recordaba la visita a Santiago para interpretar cuatro cantatas de J.S.Bach , en el 2000, con el añadido de una picante anécdota personal. También “El Ruido eterno”, de Alex Ross, con capítulo dedicado a “Der Mahler”: “Soy muy consciente de que, como compositor, no voy a encontrar ningún reconocimiento en esta vida”, le diría a un crítico en 1906. “Mientras sea Mahler, que camina entre vosotros, un hombre entre hombres, tengo que estar preparado como creador para un trato “demasiado humano”. Solo se me hará justicia cuando me haya sacudido el polvo de esta tierra...”

La soprano Christiane Karg, bávara de procedencia, estudió en el Mozarteum de Salzburgo con Heiner Hopfner, ampliando en lied con Wolfgang Hitzmair, antes de trasladarse a Verona para ampliar en repertorio italiano. Realizó masters con Grace Bumbry, Mirella Freni, Robert Hall o Ann Murray, En el Festival de Salzburgo, en 2006, se presentó como “Melia”, de la juvenil “Apollo et Hyacinthus”, de W.A. Mozart. Esta fidelidad al salzburgués, será un ideario de sus primeros años, y para confirmarlo, otros roles como “Welfgeist”, de “Die Schuldigkeit der ersten Gebost K. 325”, una auténtica curiosidad para descubrir obras un tanto postergadas; “Mme Silberklang”, de “Der Schauspieldirektor” o “Bastien und Bastienne”.

En la temporada 2008, en la Ópera de Frankfurt, fue “Susana”, de “Les Nozze di Figaro”, para continuar con “Pamina”, de “Die Zauberflöte”, antes de abordar roles de distintos compositores, la “Musetta”, de la pucciniana “La Bohème”; “Zenka”, de la “Arabella”, de R.Strauss; “Melisande”, de “Pelléas et Melisande”; “Sophie”, de “Die Rosenkavalier”, presentada en Dresde con Christian Thielemann. Mahler atrajo su atención, para su “Sinfonía nº 2”, junto a Gerhild Romberger, dirigida por Christopher Eschenbach, en el Rheingau Festival, de 2017, convocado en el monasterio Eberbach, contando con la Orquesta Sinfónica SWR y el Coro de la Radiotelevisión de Baviera.

El pianista Gerold Huber, estudió en la Hochschule für Musik und Theater, de Munich, con Friedmann Berger, especializándose en lied con Helmuth Deutch, y en canto con Christian Gerdharher, realizando masters con Dietrich Fischer Dieskau, en Berlín. Profesionalmente, acompañó a artistas como Ruth Ziesak, Franz Josep Zelig, Bernarda Fink, Cornelia Kallich o Diana Damrau, pero especialmente, por afinidad artística, con el citado Christian Gerdhaher, con el que forma un dúo, que se presentó en el Rheingau Festival, de 2010, y que dejará experiencias como “Sieben Lieder aus Letzer zeit” y “Das Lied von der Erde”, ciclo del que eligió “Der Einsame im Herbest” y “Der Abschied”. En registros discográfico, catálogo en la actualidad con abundantes entregas, destacan los llevados a cabo con este cantante: los “Kindertotenlieder”, “Lieder eines fahrenderen Gessellen”, preferencias mahlerianas, a las que se añaden el “Winterrreise”, “Schwanengesang” o “Dichterlieb” y el ”Liederkreis”, de R.Schumann.

“Lieder und Gesänge aus der Jugenzeit” (Canciones y tonadas de juventud), en el programa de hoy, obras nacidas al amparo de la elaboración de su “Sinfonía nº 2”, momento en el que la editorial Schott se decide a dar cuenta de un grupo de canción es para voz y piano, según ese título, un grupo que se dividía en tres cuadernos “Hefte”, que integraban grupos de cuatro y cinco piezas. “Aus der Jugenzeit”, resultará a la postre una ocurrencia del editor. El primer cuaderno, con cinco piezas, resulta muy anterior al resto, situándonos hacia 1882/3, entre Viena y Jihlava, tras despedirse del cargo de director en Laibach, antes de decidirse por Olmütz. Tendremos “Frühlinger” (mañana de primavera), con texto de Richard Leander- nombre artístico de Richard von Volkmann-, y estilo típico de una genuina “gesang”, con elementos claramente personales en los que destacan los trinos al teclado, que sugieren ese mundo ensoñador de canto de pájaros. “Erinnerung” (Recuerdo), un “lied” marcado por un cromatismo dentro tensión contrapuntística y que casi como un llanto, muestra influencias brahmsianas. “Hans und Grete”, resulta una revisión de uno de los tres primeros lieder suyos, con texto propio.

Siguiendo en esta serie de lieder y de otro cuaderno, “Ich ging mit Lust durch einen grünen Wald”, un joven a la búsqueda de su amada, por el encantamiento de produce la situación y que se resume con una balada con aire relajado, compuesta después de la serie de las “Canciones del Camarada errante”, que para algún analista, viene a ser como una continuación. “Nicht wiedershehen”, una amarga separación a pesar de las promesas de amor, en la que la amada muere de tristeza. Canto de amor profundamente melancólico en un largo lamento que se desarrolla en Si menor, sobre una armonía a la vez simple, que se maneja entre sonoridades veladas y una base rítmica característica entre tónica y dominantes. Sugiere menos una marcha fúnebre que un tintineo en la lejanía. ”Ablosung im Sommer”, marcado por el significado que facilita el juego de las onomatopeyas.

“Fúnf Lieder Nach Rückert” (Cinco canciones sobre textos de Rückert), producto de un retiro en Maierning, en 1901, en el que había compuesto cuatro de ellos para orquesta, un poeta que había atraído la atención de F.Liszt y un momento en el que conocerá a Alma, a la que dedicará el último lied, solo para piano y voz. “Ich atmet´ einen linden Duft” y “Um Mittternacht”, canciones de delicada transparencia y que podrán adelantar los tiempos centrales de “La canción de la Tierra”. La primera que en su poética resulta un embriagador perfume, es un ejercicio de perfecta adecuación entre texto y música. Verdadero milagro de una pieza que preludia “Der Einsame im Herbts” de “La canción de la Tierra”. Um Mitternacht”, la desolación desesperada de Rückert, de nuevo con la vista hacia otra obra, como es la “Tercera Sinfonía”, en el cuarto movimiento. “Liebest du un Schönheit?”, pieza que para su estimada Alma, mientras ella se entretenía con partituras wagnerianas, Gustav recibía esos efluvios que impregnará este lied, que se convertirá en un particular obsequio. Habrá una posterior orquestación que, cosa curiosa, firmará Maurice Puttmann. “Ich bin der Welt abhhanden gekoken” (Perdido por el mundo), lied en Fa M. y el más popular de la serie, marcado por la intensidad continua, para el autor, reflejo de su propia personalidad. Si la humanidad se revelaba en “Revelge”, aquí resulta una caída a lo más profundo de las convulsiones internas. Un poderío hipnótico, traza el discurso de la canción.

Des Knaben Wunderhorn” (El muchacho de la Trompa Mágica), lieder entre las sinfonías Segunda y Tercera, que acabará teniendo adaptación orquestal, grupo al que pertenece “Rheinlegenchen” (Pequeña leyenda del Rhin), que podrá insinuar una sonrisa de J.Strauss, en la obra de Mahler; fluidez de inspiración sobre una tonada popular, una “Tanzlied” de esquema ternario que se quiso relacionar con el “Trío de la Sonata en Sol M.”, de Schubert. “Verlorne Müh´”, la vena cómica y burlesca por excelencia para este ciclo, que retrata el diálogo de una joven paisana con un chico que la rechaza. En la orquestación, los detalles son acentuados con agudos motivos de acentúan el gracejo. “Wer hat dies Liedlein erdacht?”, el atractivo de la sencillez y el encanto, sobre dos poemas distintos, en un logrado equilibrio entre el länder y una seducción elegantemente sugerida. “Wo die schönen Trompeten blasen”, con temple marcial, un símbolo si cabe del funesto destino humano en el que la muerte aparece como el destino. “Antonius Fischerpredict Irddisches Leben”, que se trasladará a la Segunda sinfonía”, como tercer movimiento y cuyo estreno ofreció el barítono Fritz Widermann, con la Filarmónica de Viena, dirigida por el autor. Valdrá en lo poético, como una fábula escrita por La Fontaine.