Las barbas del vecino

Firmas
Fernando Lussón

LLEVA razón el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, cuando afirma que en España es muy difícil que se produzca un triunfo de la ultraderecha como ha ocurrido en Italia de la mano de Giorgia Meloni y sus Hermanos de Italia, aunque habrá que estar atentos a la onda expansiva que puede provocar.

Aquí nada ni nadie predice un triunfo de la ultraderecha encarnada por Vox, que ya ha corrido a felicitar a la previsible primera ministra italiana, aunque su participación en un mitin junto a Macarena Olona en la campaña electoral andaluza pudo ser uno de los motivos de que sus expectativas no se cumplieran, por la radicalidad de su mensaje.

Por el contrario, lo que si prevén todas las encuestas es que el PP necesitará a Vox para alcanzar la mayoría absoluta de los escaños en el Congreso y no aparece en el horizonte, por el momento, la posibilidad de que Núñez Feijóo repita, a nivel nacional, los resultados de Juan Manuel Moreno en Andalucía, que han sumido a Vox en el desconcierto y en el lío interno.

Para el PP no habría un escenario mejor que Olona y otros adláteres decidieran formar un nuevo partido que compitiera con el de Santiago Abascal del que procede, porque el fraccionamiento del voto y la división menguarían sus apoyos y facilitaría que muchos votantes de la extrema derecha volvieran a la casa de la que salieron.

Pero, ay, la felicidad nunca es completa y se barrunta la posibilidad de que Cayetana Álvarez de Toledo abandone el PP para pasarse a Vox, y con ella otros cayetanos, que debilitarían el proyecto de Feijóo de volver a ser la argamasa del centro derecha español tras la laminación de Ciudadanos.

El triunfo del posfascismo en Italia indica que el cordón sanitario sobre estos partidos se ha desmoronado. También entre nosotros, como se constató con su entrada en el Gobierno de Castilla y León, o que tras las próximas elecciones generales el escenario más plausible sea un Gobierno de coalición entre el PP y Vox.

No obstante y para mantener las formas y alejar a Vox del Ejecutivo, los populares ya han puesto en circulación que tienen un plan b si cuentan con una mayoría suficiente pero no absoluta y como consecuencia desaparece Pedro Sánchez del liderazgo del PSOE: exigir de nuevo a los socialistas que permitan gobernar a la lista más votada.

Sin duda la situación política española es bien distinta a la italiana porque los partidos tradicionales a derecha e izquierda son fuertes y han sabido superar la amenaza de los partidos unipersonales y populistas que han tenido un escaso recorrido, ni se han puesto en marcha experimentos fallidos como el de los grillinos del Movimiento 5 Estrellas. Pero ante la sucesión de crisis, la oferta de soluciones demagógicas para problemas complejos puede seducir a muchos votantes.