Menuda tunda

Firmas
Jaime Barreiro Gil

Si, así lo digo: hasta en el carné de identidad. No se le pueden poner muchos peros a la victoria electoral de Isabel Díaz Ayuso: primero, logrando más votos que toda la izquierda junta y, segundo, colocándose como primera fuerza electoral en todos los distritos de Madrid capital. Mucho, pues, y bien repartido.

Y si ahora se quiere recordar lo torticera que fue su campaña electoral, en la que no habló de nada de lo que había que hablar, y de lo truculenta que fue su gestión gubernamental (sin ser capaz de darle base presupuestaria), con efectos demoledores sobre algunas de las dimensiones más referenciales de la vida de los madrileños, se le puede decir a quien lo pretenta aquello de “tarde piaches”. La culpa de las derrotas siempre es del que las sufre, no del que las sortea: la oposición madrileña, toda de izquierdas, no fue capaz de poner en evidencia ante el electorado las debilidades de Ayuso. He ahí su fortaleza.

Es la izquierda opositora la que tiene que hacérselo mirar, porque es ella la que ha perdido. Y que no se confundan liándose ahora con quien perdió más o quien perdió menos: toda ella, en su conjunto, es la perdedora. Para los votantes de izquierdas es obvio el desamparo: es difícil que así, cada uno por su lado, logren alguna vez sacar a la derecha del Gobierno regional. Va a ser que ventitantos años no sean nada.

Créanme si les digo que de los errores también se aprende. Y en esta campaña electoral la izquierda ha cometido varios. Principalmente el Partido Socialista, borrado en cuanto que madrileño, al dejarse llevar por estrategias ajenas a su singular circunstancia regional. Primero, empezó entrando a jugar en el campo del adversario, dando credibilidad a la confrontación de Ayuso contra Sánchez. Luego, cambiando varias veces de orientación a lo largo de la propia campaña, dando la sensación de que buscaba más una campaña para un candidato que un candidato para una campaña. Y, por fin: ningún partido puede limitar la búsqueda de fuerza electoral solamente a una campaña, porque así siempre se le hará tarde. En los dos años previos quizá se hayan cometido aún más errores que durante la propia campaña.

En todo caso, queridos, daos por pillados: hoy mismo acaba de empezar otra campaña electoral, si es que se puede hablar de más de una. Y esta que viene ya no será sólo madrileña, en el caso de esta lo haya sido. Y, por cierto: sin que sean lo mismo tampoco son distinto lo local, lo regional y lo nacional. Y digo esto para que nadie se confunda, buscando unos objetivos mientras se desatienden otros.