No pronunciaré su nombre

Firmas
Alfonso García

ES un presentador-vividor-provocador, que en su programa de televisión, dijo: “Este programa es de rojos y maricones y quien no quiera, que no lo vea... es nuestra declaración de principios”. Así respondía a un tertuliano habitual; y añadió: “Estoy hasta las narices de que coléis los discursos de Vox aquí. No lo voy a permitir. A tomar por culo”.

El discurso encaja en el programa, soez, escatológico y tabernario. Una falta de respeto a sus espectadores habituales, porque supongo que no todos son rojos y/o maricones.

Flaco favor hace este sujeto a quienes son de su misma cuerda, rojos y maricones según él mismo predica. Porque los rojos de los que él dice formar parte, siempre han sido muy dados a la intelectualidad, y el programa es lo más contrario a la erudición, porque se trata, como se dice ahora, de un programa de “entretenimiento”, según el significado que la cadena atribuye a la palabra: algo zafio, grosero, chabacano. En consecuencia, los primeros que tendrían que retirarse de la audiencia serían los rojos.

En cuanto a los maricones, tendría que preguntarle si identifica mariconería con homosexualidad. Porque, coloquialmente, mariconería y maricón son términos despectivos para referirse a quienes alardean públicamente de su condición homosexual, hacen profesión de ella y la caricaturizan con su afectación y ademanes. Si se refería a ambas acepciones, ofende a los homosexuales, usted que se considera su paladín.

El personal del programa que no se sienta incluido debería marcharse; y cuando haga una nueva selección indique claramente “sólo rojos y maricones”.

Supongo que un buen número de las empresas anunciantes se habrán sentido perjudicadas, por la reducción de su mercado a rojos y maricones, y, sobre todo, por su lenguaje chabacano.

El consejero delegado se debatirá entre más escándalo/más audiencia, y la posibilidad de perder publicidad. Invito a los asiduos al programa y colaboradores del mismo que no entren en las categorías indicadas, así como a las empresas anunciantes, a cambiar de cadena.

No debe olvidarse que esta emisora de televisión se vio envuelta en un turbio escándalo de supuesta violación o abusos que pudo haber tenido lugar en uno de sus programas, sometido a un proceso judicial aún pendiente.