¿Qué pasó con los sobres-bala?

Firmas
Antón Trabanca

ERA EL 22 DE ABRIL cuando Pablo Iglesias escribía un tuit en el que decía: “El Ministerio de Interior ha recibido una carta dirigida a mi con amenazas de muerte hacia mí y hacia mi familia. El sobre contenía 4 balas de Cetme”. A continuación añadía otro en el que revelaba que tanto el ministro Grande-Marlaska como la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, eran destinatarios de similares misivas. “Amenazas y más amenazas para que dejemos de hacer política, y que cada vez van un poco más lejos”, sentenciaba Iglesias quien a penas una horas después abandonaba el debate en la Cadena Ser entre los candidatos a la presidencia de la comunidad de Madrid, al negarse Vox a condenar los hechos.

El máximo responsable de Interior puso a los mejores especialistas al frente de una investigación exhaustiva para dar con el autor o los autores de tan graves amenazas. Se habló de que serían pesquisas complejas y se reconoció que habían aparecido rastros de ADN y huellas en los misteriosos paquetes. La polémica creció en plan souflé: se infló durante la campaña con declaraciones políticas altisonantes pero se desinfló tras el triunfo de Díaz Ayuso al reconocer los expertos que descartaban la existencia de una organización delictiva.

Entre los escépticos, que fueron legión, Alberto Núñez Feijóo, en su día máximo responsable de Correos, aseguró no entender nada: “Si éramos capaces (en Correos) de detectar ántrax no entiendo cómo se colaron las balas”. Pasaron las semanas y la investigación no fluye: el ADN no aporta pistas y las huellas no arrojan resultados concluyentes. ¿Quién las envió? aNTÓN TRABANCA