Razones, emociones
y creencias

Firmas
Carlos Pajares

EN el programa de La 2 de TVE, This is Philosophy, se diferenciaba la Filosofía de la Religión porque la primera se basa en la razón y la segunda en las creencias. Con ello se simplifica y de alguna manera se falsifica realmente lo que son cada una de ellas, sin duda con las buenas intenciones de hacer más asequible la Filosofía.

La razón pura o la razón fría es una quimera cuando se considera la capacidad cerebral humana, dado que supone que se puede aislar la actividad mental del cerebro, del resto, y hacerla funcionar de una manera independiente. El cerebro y la mente siempre actúan con todos sus registros integrados, a no ser que tengan alguna patología.

Ni la razón ni la emoción actúan entre ellas de manera independiente. La imbricación compleja del mundo de la razón y el de las emociones es cada vez más atención de la neurología y de la psicología porque constituyen el núcleo duro de la especie humana, como indica el neurobiólogo Ramón María Nogués en su libro Cerebro, Mente y Espíritu.

La Religión tiende a ser vista en un mundo secularizado, como algo extraño, caído del cielo, alejado del día a día de los quehaceres y preocupaciones de los hombres y mujeres de este mundo. Estos, viven, tienen inquietudes y se hacen preguntas, y por otro lado existe la Religión, que nos llega a nosotros porque alguien ha tenido la revelación y nosotros lo hemos creído, porque alguien nos lo ha trasmitido.

Sin embargo, si miramos más allá de rutinas y convencionalismos, vemos que la Religión nace de la vida y se dirige a la vida. No es nada más que un intento humano para dar respuestas a preguntas humanas. ¿Por qué vivimos? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Por qué el sufrimiento, qué sentido tiene? ¿Cómo debemos comportarnos? ¿Por qué morimos? ¿Por qué existe el amor desinteresado? ¿Por qué tenemos conciencia?

La actitud religiosa surge no porque se tengan respuestas a todas las preguntas y problemas. No es un recetario fantástico, ni una especie de Wikipedia que basta consultar cuando se tiene una pregunta o un problema.

Por el contrario, surge en el caminar de la vida, según van ocurriendo las alegrías, penas, dudas y certezas de cada uno que van configurando un determinado tipo de respuestas a las grandes respuestas de la vida y de la existencia.

Las respuestas están determinadas por el encuentro y presencia personal con Dios como clave fundamental y ver que existe un nivel de las preguntas que solo encuentra satisfacción cuando descubrimos que nuestra existencia esta promovida por su presencia en y entre nosotros.