Rememorando El Camino Inglés

Alfonso García

HAY tantas rutas a Santiago como seres humanos sienten la necesidad de emprender el Camino a la ciudad del Apóstol. El más conocido es el Camino francés, y el gran olvidado, el Camino Inglés.

Pese a su denominación, simplificada, la ruta marítima a Santiago de Galicia o Jacobsland, desde el siglo XII transportó por vía marítima a la ciudad de La Coruña, con el propósito de continuar a Compostela, numerosos peregrinos de las Islas Británicas, Islas Orcadas, Islas Feroe, Islandia, países escandinavos, norte de Alemania, Finlandia y Polonia.

Entre los siglos XI y XIII las peregrinaciones del Camino Inglés estuvieron vinculadas a las Cruzadas, cuyos navíos se concentraban en puertos del sur de Inglaterra y partían hacia La Coruña, para desde allí dirigirse los cruzados a Santiago a impetrar su ayuda en la defensa de los Santos Lugares frente al Islam.

Entre los siglos XIV y XVII los barcos de la Liga Hanseática dieron un fuerte impulso a las peregrinaciones jacobeas desde el norte de Europa, pues además de mercancías admitían peregrinos en los puertos en los que hacían escala antes de poner rumbo al puerto de La Coruña.

Los siglos XIV y XV fueron la época dorada del Camino Inglés, sobre todo desde Inglaterra; las expediciones marítimas directas desde los puertos de Bristol, Norfolk, Darmouth y Plymouth, entre otros, con destino directo a La Coruña, como puerto más cercano a Compostela, llegaron a tener una cierta regularidad. Las estadísticas inglesas revelan que en los años de “perdonanza” el número de licencias oficiales para emprender la peregrinación desde Inglaterra, se aproximaba a 3.000 peregrinos; cifra a la que habría que añadir los que partían sin ese trámite.

A partir del siglo XVI se produce una importante reducción en el número de peregrinos, como consecuencia de la Reforma.

La recuperación llega a finales del siglo XIX y principios del XX, con la bula del Papa León XIII que declaraba la autenticidad de las reliquias del Apóstol y sus discípulos; la obra de Richard Ford A handbook for travelers in Spain, supuso una importante ayuda.

¿Por qué hablo hoy de este tema?; siempre es oportuno, y hoy se añade el que un grupo de quince “bicigrinos” procedentes de Madrid, Zaragoza, Valencia, Barcelona, Logroño, Coruña, Ginebra y Londres –mi misión es el “coche escoba”-, emprendemos el Camino Inglés en su ruta desde Ferrol: Betanzos y Catedral de Santiago, con prolongación a Noya, Muros, Muxía, Cee, Corcubión, Finisterre, Malpica y Coruña, para visitar los faros de la costa atlántica.