Rof Codina, recordar es vivir

Firmas
Juan Salgado

COMO por sus lecturas no parecen muy documentados nuestros diputados autonómicos en los más relevantes referentes que en favor de la ganadería y agricultura gallegas dejaron un selecto grupo de hombres comprometidos con esta tierra, no es frecuente escuchar en la sede del Hórreo referencias a un catalán –Juan Rof Codina– vinculado tan hondamente con Galicia como para imponerse, según propia confesión, “la tarea de ejercer un apostolado en pro de la ganadería y de la Veterinaria, que durante 22 años no deje de cumplir y que secundaron muchos compañeros”.

Su nombre sí fue recordado, sin embargo, con su innato brío parlamentario, por Xosé Manuel Beiras en el duro discurso de réplica a la investidura de Feijóo en 2012, al aludir al “ecocidio, a cada vez máis brutal agresión aos ecosistemas agrarios e mariños” que culpaba en una forestación contra natura y en la destrucción de las formas no-capitalistas de pesca y agricultura sostenible “practicadas pola exterminada cultura labrega e mariñeira” que, añadía, solo precisaba de una modernización congruente con su lógica, justamente ahora tan reivindicada. Políticas, añadía el líder nacionalista “encomiadas e defendidas frente aos ‘pailáns vilegos’ por unha xinea de ilustrados que vai dende Cornide ou Labrada no XVIII a Díaz de Rábago, Rof Codina, Cruz Gallástegui ou Domingo Quiroga no XX”.

Ahora, la Real Academia Galega de Ciencias, en la celebración anual de su Día, ha querido reivindicar la extraordinaria aportación de Rof Codina a la veterinaria gallega. No es el primer y positivo acto con el que la Academia, renovada en su dirección, sorprende como una más de sus fructíferas iniciativas que confieren a la institución, aún en alguna de sus sorpresivas nominaciones, un inusitado vigor frente a otras similares, de trayectoria más oscurecida.

La casualidad quiso que el ourensano Diego Conde, uno de los coautores del libro presentado en la efeméride“Juan Rof Codina. Unha referencia na agricultura e a gandaría galegas do século XX, fuese distinguido en las mismas fechas como ganador de la 38º edición del Premio Nacional Cayetano López y López. Coincidencia que se trae a estas líneas porque Conde fue un excepcional biógrafo de la tarea del veterinario catalán con su tesis doctoral Veterinaria e mellora pecuaria na Galicia contemporánea. O papel de Juan Rof Codina.

De las conclusiones de dicha tesis, premiada con sobresaliente cum laude, podemos entresacar afirmaciones como que el éxito del mensaje de Codina se asienta en la convicción de que sus iniciativas tenían que pasar por la adaptación a las condiciones propias de Galicia, abandonando discursos pretéritos, al tiempo que “xogou un papel crucial na conformación da profesión veterinaria galega, promovendo o asociacionismo corporativo da mesma”.

En homenaje de su familia al cumplir 90 años –tres antes de su muerte– Codina concluyó su discurso de agradecimiento aludiendo a que “recordar es vivir”. Vivencia que la Academia de Ciencias acierta al avivar ahora desde el recuerdo, siquiera sea como aldabonazo a nuestros políticos, tan ayunos en el conocimiento de propuestas aún tan vigentes y entradas en razón. Y así nos va.