Serendipia

Firmas
Ruth Fernández

ENTRE las palabras hermosas que existen en el léxico de una lengua decido quedarme hoy con esta: serendipia. Para los que desconozcan su significado, les diré que hace referencia al “hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual”, según la RAE. Se trata de una palabra adaptada del inglés, Serendipity, que sirve de título a una película de 2001 que vi hace años en la que la historia de los protagonistas ejemplifica perfectamente la definición dada, ese feliz encuentro de algo no buscado.

Sara Thomas y Jonathan Trager se conocen por casualidad durante una Navidad, mientras están de compras por Nueva York. A pesar de que ambos tenían pareja, viven un romántico encuentro en Manhattan. Cuando Jonathan le pide el teléfono, Sara le propone dejar su futuro en manos del destino. Se intercambian los números de forma diferente: lo escriben en un billete (con el que se paga una compra) y en un libro (que ella vende en una tienda de segunda mano al día siguiente), y dejan pasar el tiempo para ver qué sucede. Diez años después sienten que quieren volver a verse antes de sus respectivas bodas y toman la decisión de buscarse.

Él va a la tienda donde se conocieron y consigue saber dónde vivía Sara por aquel entonces, pero no mucho más. Ha perdido su rastro. Ella viaja desde San Francisco hasta Nueva York esperando encontrarlo y tampoco obtiene el resultado deseado. Todo cambia cuando Jonathan recibe de la que va a ser su mujer el libro que Sara había vendido, donde había anotado su antiguo número de teléfono. Era una señal del destino.

Gracias a ese ejemplar con su nombre de El amor en los tiempos del cólera sigue su rastro y averigua su dirección, viajando hasta San Francisco para visitarla. Mientras, a las manos de Sara llega el billete con aquel teléfono de Jonathan. Cuando todo parecía escrito, él decide anular su boda y al final los vemos de nuevo sobre la pista de hielo de Central Park, besándose.

¿Debemos creer en el destino y dejar que el azar decida por nosotros? ¿Existen las señales? A veces resulta imposible olvidar la magia de aquel encuentro que permanece inalterable en la memoria. ¿Es eso suficiente para dar marcha atrás y regresar a un momento del pasado que entonces dejamos de lado? ¿Es posible recuperar lo que negamos o rechazamos hace años?

¿Somos entes de ficción manejados al antojo de un autor como ocurre con Augusto Pérez en la novela Niebla que nos regaló Miguel de Unamuno? ¿El Dios creador lo decide todo o podemos cambiar nuestro destino tomando unas u otras decisiones? ¿Al elegir entre varias alternativas decidimos de verdad o el destino ya tenía escrito que sería así el camino? ¿Es el amor en realidad una serendipia? ¿No se dice siempre que aparece cuando no lo buscamos? ¿Es posible enamorarse a primera vista o es solo atracción? A veces con ver a una persona notamos algo muy fuerte, una sacudida, algo que no tiene explicación. ¿Flechazo? ¿Puede amarse a alguien de manera instantánea?

La serendipia implica sentir felicidad por habernos encontrado en medio de un caos donde era bastante improbable conocernos y poder construir una historia de amor. No hay destino, sino una casualidad azarosa que da lugar a algo de lo que nos alegramos.