Tú a Boston y yo a California

Modesto Gómez

HACE un par de días se hizo viral un
tuit de Arturo Pérez-Reverte en el que transcribía lo siguiente. Os lo comparto por si no lo habéis leído: “Esta conver-
sación –decía– es insuperable. No sé quién responde pero quiero ser su amigo. Es un genio”.

En la pantalla podía verse la captura
de un chat. Lo transcribo tal cual, faltas
y elipsis incluidas, para no perder un ápice de realismo. ¡Es parte “de la magia”
del diálogo!

Alejandra: Hola como estás? Interlocutor: Pues muy jodido Alejandra, acabo de quedar sin gasóleo en la frontera de Kurdistán, y tú? Alejandra: Muy bien. Perdón por la adición, estaba buscando amigos y estoy cayendo en perfil, así “que me permití” agregarte averiguar si te estoy molestando? Soy cajera en un supermercado de Madrid. Eres casado? Interlocutor: Me gustan mucho los supermercados. Sí hija, llevo 20 años casado con un electricista Finlandés que se llama Carlos, no me preguntes por qué. Alejandra: Estoy soltera. Cuál es tu hobby? Interlocutor: Pues enviar cheques a gente que no conozco, siempre pico de la herencia del Nigeriano ese, 4 veces piqué ya. Te interesaría? Alejandra: Amo la naturaleza, el deporte, la natación, los paseos románticos, la montaña y el fútbol. Eres lindo (cuatro corazones) que estás haciendo ahora? Interlocutor: Pues ahora mismo estaba rellenando unos espaguetis y tú? Alejandra: Ok, estoy sóla en casa en la habitación y quiero tener el placer de mostrarme desnuda en la cámara de Hangouts, quiero entre nosotras Ok, secreto, ok. Interlocutor: No prefieres lo del cheque directamente? Alejandra: Estas sola ahora? Interlocutor: No, con Carlos.

Coincido con el gran Arturo Pérez-Reverte. Y no sé que es más genial... Si el “me gustan mucho los supermercados”, el “llevo casado veinte años con un electricista Finlandés, no me preguntes por qué”, el “mi hobby es enviar cheques a la gente que no conozco” o el “estoy rellenando espaguetis”. ¡Sublime! Pero lo más grave es la realidad que subyace a este chat y la cantidad de veces que se repiten situaciones de subrealismo iguales o parecidas.

Porque lo más triste es que ya a casi nadie le importa cómo estás. Lo que le importa es lo suyo: colocarte su argumentario para conseguir sus fines sin pudor. Y para esto, las redes sociales son la plataforma perfecta.

Cuidado con las Alejandras que, ignorando a tus Carlos, aman todo lo bucólico y te llaman lindo. Porque para estar bien, por más sólo que estés, muchas veces seguir rellenando espaguetis es mejor que comprar secretos con cheques. Mejor tú a Boston y yo a California. No?