Dulce navidad

Foto Síntesis
El Correo Gallego
La calle Preciados, en Madrid, sin esa luz nostálgica de los días previos al 25-D. Efe

Si estas fiestas de luces, turrón y mazapanes que se adivinan ya en el horizonte azul de diciembre son de por sí un refugio de especial concesión a la añoranza y a la melancolía, las que se celebrarán este año lo serán mucho más. Porque nada se extraña y llora más que los momentos que se desvanecen sin ni siquiera haberse producido. Los encuentros postergados durante los largos meses de este insólito 2020 que tampoco tendrán lugar en esta fecha tan señalada afilarán el dolor de los recuerdos desclasificados en la memoria olvidada. Y estos días que desempolvan las costumbres familiares más sagradas y propician la regresión a un tiempo de infancia y ternura donde los sueños se traducían de inmediato en felicidad serán, en este año roto, un manchón negro en la película de nuestra vida.