|| nosotros y cía ||

“¿Y la caña pa’ cuándo?/ (Yeah, yeah)”

Periodismo de autor
Ángel Orgaz
Larga cola para comprar un cucurucho de castañas asadas por Manuel Prieto a la entrada de la Rúa do Franco. Foto: Antonio Hernández

Tengo idea de que ya les confesé que quedé un poco hasta las narices del Resistiré aquel del Dúo Dinámico, escuchándolo por la mañana, por la tarde, por la noche; en la radio, en la tele, a los vecinos cantándolo un día sí y otro también sin solución de continuidad.

Son las cosas que tiene el ser humano, que necesita tener una tabla de salvación siempre a mano, lo que sea. Antes era más fácil, como la mayoría era católica y practicante, pues se iba a misa, se rezaba, se rogaba al Señor, se hablaba con Dios, la Virgen y los santos.

Pero hoy en día, en esta era de descreimiento que vivimos, la gente se agarra, por ejemplo, a una canción como el éxito de Manolo de la Calva y Ramón Arcusa. Y hala, todos a cantarla a todas horas como si fuera la panacea universal que nos va a librar de todos los males del mundo.

Sinceramente, creo que era mejor antes, cumpliendo con los preceptos dominicales y asistiendo en amor y compañía a los rezos y novenas en las fiestas de guardar.

No se crean, yo hace mucho, muchísimo tiempo, más del que se puedan imaginar, que no piso una iglesia para cumplir como católico que soy. Eso no quita que en cuanto veo una entro para admirar toda cuánta belleza contiene, por dentro y por fuera, sus tallas, su arquitectura, todas sus maravillas artísticas. Ah, y me da lo mismo que sea una iglesia, una mezquita o una sinagoga. ¡Cuánto arte!

A ver, que me desvío del asunto semanal.

Pues eso, que andamos a la búsqueda de aquello que nos haga un poco más llevadera la angustia natural que nos provoca esta pandemia, que nos mitigue el comprensible miedo que a muchos atenaza y que tranquilice la sensación de agobio que causan las medidas preventivas y limitadoras contra el COVID (ahora se escribe así, según la RAE).

Si me lo permiten yo les voy a proponer otra cosa. No es otro bálsamo de Fierabrás; es otra canción, pero mucho más chula, con mucho más ritmo y, desde luego, mucho más reivindicativa que el Resistiré, que, sinceramente, me parece muy ñoña.

Yo propongo el tema de Jennifer López El anillo, un auténtico temazo, cuánto ritmo latino, qué vibrante, qué insinuante, qué caliente, en definitiva.

Sí, ya sé que no tiene nada que ver nada con la canción del Dúo Dinámico ni con ningún otra tema de Joaquín Sabina o Joan Manuel Serrat del estilo de Hoy puede ser un gran día o cosa parecida.

Pero es muy fuerte y, sobre todo, muy versionable.

De hecho, todos estos días tengo metido el ritmo y el estribillo del nuevo éxito de la cantante latina, pero con la letra un poco cambiada.

O sea, en lugar de “¿Y el anillo, pa’ cuándo?/ (Yeah, yeah)/ ¿Y el anillo, pa’ cuándo?/ (Te tiene loca)/ ¿Y el anillo, pa’ cuándo?/ (Yeah, yeah)/ ¿Y el anillo, pa’ cuándo?/ (Te tiene loca)” propongo algo así como “¿Y la caña pa’ cuándo?/ (Yeah, yeah)/ ¿Y la fiesta, pa’ cuándo?/ (Yeah, yeah)/ ¿Y el juntarnos pa’ cuándo?”.

No sé, esto como ven es absolutamente versionable, se puede personalizar de pe a pa, y además podemos cantarla todos juntos con el mismo estribillo y solo cambiando la última palabra sin que parezca un concierto del orfeón de la Torre de Babel.

Porque la verdad, hasta que llegó el viernes no me daba pasado el tiempo; con las ganas que tenía ya de tomarme una caña en la calle, en el bar del pueblo, en uno de ellos me era igual si era el de una acera o el de la otra, el de esta esquina o el de más allá.

Solo quería beber una cerveza en compañía, o un agua o una Coca Cola o una Fanta.

No era la bebida en sí, era el compartir, el socializar, solo eso. Bueno, y lo más importante, contribuir a que el activo circulante (el dinero) fluyera de aquí para allá y propiciara, por fin, que la economía local se reactivara de una vez por todas, que bastante han sufrido ya nuestros hosteleros con sus establecimientos cerrados en base a no sé qué estudio científico.

Que sí, que hay que cuidarse, mantener las medidas de seguridad, protegernos nosotros mismos y a los demás. Esto es una labor de todos, pero (otra frase hecha) lo cortés no quita lo valiente.

De hecho, estas Navidades en casa las pasaremos únicamente con mis hijos, y eso incluyendo todas las medidas de seguridad.

¿Saben cuánto tiempo hace que no los beso; cuánto hace que no veo a mis padres; cuánto que no abrazo a los amigos?

Claro que lo saben, desgraciadamente; esto es una tragedia colectiva.

Así que ahora me entienden cuando les digo que tengo todo el día dentro de mi cabecita loca a la Jennifer Lopez cantando continuamente eso de ¿Y la caña pa’ cuándo?

A ver si es verdad que las vacunas funcionan y que tienen la misma efectividad con las nuevas cepas del coronarivus y sus mutaciones.

¡Ay!, cuántas ganas de pasarlo en grande, de diversión de la buena, pero con seguridad y sin COVID.