Bitcoin, el objetivo de gran inversión para los mileniales

Cinco riesgos de las criptodivisas a los que se enfrentan los jóvenes, que lo ven un juego
Economía
Nuria Bigas
Representación del Bitcoin. Foto: Karolina Grabowska/pexels

Los mileniales lo llaman el oro digital. Y esta generación es su más fiel defensora. Un estudio reciente llevado a cabo en diecisiete países por The Tokenist concluye que los mileniales, nacidos entre 1981 y 1996, tienen más confianza en las criptodivisas que en el mercado de valores, en el sector inmobiliario o en el oro.

Aunque no son los únicos que se sintieron atraídos por las divisas digitales. Cada vez hay más inversores en criptomonedas en todo el mundo, y España no es ninguna excepción: según una encuesta publicada en Statista, el 9 % de la población española ya usa o posee criptomonedas como el bitcoin, lo que supone unos 4 millones de personas.

Uno de sus principales atractivos es que su valor fue creciendo progresivamente desde que el 1 de enero de 2009 en que se consiguió el primer bloque de bitcoines: si en 2013 ya se pagaban más de 100 dólares por bitcoin, en 2017 se superaba la barrera de los 1.000 dólares y hace solo unos meses, el 13 de marzo, alcanzaba los 60.000.

Sin embargo, las criptomonedas también tienen sus riesgos, y de hecho a 7 de junio su valor bajó casi a la mitad: 36.000 dólares.

Antiguos gurús, como el famoso inversor Warren Buffett, se encuentran entre sus detractores y manifiestan públicamente que jamás invertirían en ellas. Pero muchos expertos afirman que pueden ser muy rentables siempre que se tengan en cuenta sus riesgos.

Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC e investigadora del grupo DigiBiz, señala, por su lado, estos cinco peligros:

1. Afrontar la inversión como un “juego”. Para un porcentaje importante de inversores jóvenes, el bitcoin se asimila a un juego de apuestas o a un Monopoly digital, pero lo cierto es que es una alternativa seria de inversión en la que se puede ganar, pero también perder, mucho dinero. “Las criptomonedas no tendrían mucho sentido si simplemente fueran una opción de inversión para la especulación. Lo que les cobra de valor es el hecho de ser aceptadas como medio de pago”, señala la profesora Ruiz-Dotras. Según un estudio llevado a cabo en 2019 en la zona euro por la empresa de tecnologías financieras 2gether, el 37 % de los pagos a través de su plataforma se realizaban ya entonces con criptomonedas, y el gasto promedio mensual en criptomonedas estaba valorado en 112,56 euros, la mayor parte destinado al sector de restauración y hostelería (32,71 %) y a la alimentación (19,13 %).

2. Creer que no es necesaria educación financiera. Como explica la profesora de la UOC, el valor de la moneda digital y sus movimientos son fáciles de identificar, lo que ayuda a su fácil comprensión. Sin embargo, invertir en criptodivisas no es tan simple como fijarse exclusivamente en su valor. “Como en cualquier otra inversión, uno debería conocer los riesgos asociados, aspecto que desconocen la mayoría de los jóvenes que compran criptomonedas dado el limitado conocimiento financiero de la sociedad”, afirma.

3. Confundir la formación digital con saber de criptomonedas. Los mileniales comparten algunas características, como el hecho de ser altamente digitales y estar hiperconectados. Por eso, tienen la mente programada para entenderlo todo en formato digital. Pero el hecho de saber abrir una cuenta para comprar criptodivisas, para lo que basta registrarse en una plataforma destinada para ello, no significa que no haya que conocer el mercado, aunque estas plataformas se anuncien como un espacio en el que se puede conseguir dinero sin necesidad de ser un experto.

4. Sucumbir ante el peso de la atracción por lo inmediato. Las tecnologías permiten tener acceso a prácticamente todo en un tiempo récord, lo que fomenta los hábitos de consumo de la inmediatez. Por eso, en opinión de la profesora de la UOC, no sorprende que los mileniales se sientan atraídos por unas monedas que pueden negociarse las veinticuatro horas de los siete días de la semana a lo largo de 365 días del año. Si a eso se añade que fueron creadas como alternativa al sistema tradicional para dar una respuesta a los problemas económicos actuales, se entiende entonces por qué las criptomonedas encajan a la perfección con los mileniales.

5. No tener en cuenta su volatilidad. Hace unos meses, cuando Elon Musk y Tesla decidían apostar por las bitcoins con una inversión de 1.500 millones de dólares, el valor de las criptomonedas alcanzaba su máximo histórico. Sin embargo, tres meses después la situación cambió.

Tras algunas desavenencias, Elon Musk decidía retirar su apoyo a este modo de inversión, y ahora cada uno de sus tuits relativos a su ruptura con el bitcoin basta para que el valor de la criptomoneda caiga. Esa volatilidad es la que, en opinión de los expertos, debe estar presente cada vez que se haga una inversión en esta divisa. Además de “ mantener alrededor de un 5 % como máximo de la cartera o de la inversión total en activos destinada a criptodivisas”, recuerda la profesora de la UOC.