Donald Trump coquetea con la idea del autoindulto y el de sus colaboradores

Esa medida no afectaría a los casos civiles y personales abiertos// La Casa Blanca le avisó de que no podría perdonarse a sí mismo
Juan David
Donald Trump el pasado 4 de enero en la campaña de Georgia. Foto: Erik S. Lesser/Efe

La comparecencia del jueves del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para aplacar las críticas por fomentar el asalto de sus simpatizantes al Capitolio al garantizar por vez primera una transición ordenada de poder a su sucesor, Joe Biden, refleja el delicado periodo que atraviesan sus perspectivas de futuro cuando deje el poder, momento en que podrían reactivarse múltiples investigaciones adicionales, y que le llevaron a plantearse abiertamente y como último recurso la opción de perdonarse a sí mismo.

La mayor amenaza legal a la que se enfrenta Trump ahora mismo es una investigación por fraude que está desarrollando el estado de Nueva York sobre los negocios del magnate norteamericano.

Es un caso de alcance estatal que no está protegido por el perdón presidencial dado que a Trump se le investiga como ciudadano particular, sin relación alguna con las decisiones tomadas desde su llegada al poder en 2016.

Concretamente, la Fiscalía de Nueva York examina posibles delitos vinculados a la Organización Trump, el conglomerado empresarial que fundó el ahora presidente y sospechoso de falsificación registros, fraude fiscal o fraude en los seguros.

La fiscal general de Nueva York, Letitia James, investiga cuatro proyectos inmobiliarios de sus empresas y su intento fallido de comprar el equipo de rugby de los Buffalo Bills. Las pesquisas son en este caso civiles, no penales, pero no se descarta que puedan derivarse a otros fiscales si surgen indicios.

Y si el terreno empresarial le puede deparar más de un quebradero de cabeza al Trump civil, también puede hacerlo el personal. En estos últimos años fueron varias las mujeres que acusaron al presidente de incidentes de índole sexual, algo que el mandatario siempre negó, incluso burlándose públicamente de las supuestas víctimas.

A la espera de los resultados se podrían añadir otras dos investigaciones más, de conclusión todavía más incierta: la posibilidad de la reapertura del caso sobre la obstrucción rusa a su favor durante las elecciones de hace cuatro años y, según trascendió en las últimas horas, el inicio de diligencias sobre su papel a la hora de alentar el asalto contra el Capitolio, que se saldó con cinco fallecidos.

Hasta el fatídico asalto, Trump llevaba semanas comentando con su círculo estrecho de asesores la posibilidad de perdonarse a sí mismo en una aplicación sin precedentes de esta extraordi- naria competencia presidencial; una herramienta en principio bastante útil que, siempre en principio, le absolvería de delitos como el de presionar a un responsable del estado para alterar el resultado de las elecciones presidenciales en Georgia, crimen que podría inferirse de la llamada que realizó hace unos días al secretario del Estado, Brad Raffensperger.

Sin embargo, la idea de la autoamnistía no está nada clara. De hecho, la Oficina de Asesoría Legal de la Casa Blanca mantiene desde hace décadas como principio que el presidente carece de poder para perdonarse a sí mismo, tal y como figuró en un memorando emitido justo antes de la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974.

Frente a este escenario, Trump considera que está plenamente capacitado para perdonarse a sí mismo, aunque se vanaglorió también de que no tiene motivos para hacerlo al considerar que no cometió delito alguno.

Ayer, y según fuentes de Bloomberg, Trump contempla declarar una ronda final de perdones para su círculo más estrecho de asesores. El presidente anunciaría los indultos el 19 de enero, su último día de mandato.

Entre los receptores se encontrarían su jefe de Gabinete, Mark Meadows, su asesor de política interior, Stephen Miller, su jefe de personal, John McEntee, y su director de comunicación en redes sociales, Dan Scavino. También se contempla la posibilidad de emitir un perdón preventivo para su hija mayor, Ivanka Trump, y su yerno y asesor Jared Kushner, así como para su abogado, Rudy Giuliani.