Los forenses quieren saber si Olivia y Anna fueron sedadas con Lorazepam

Las huellas tomadas durante la autopsia confirman que el cuerpo hallado el jueves es el de la mayor de las niñas// Aún tardarán tres días los resultados de los análisis toxicológicos
Violencia machista
Ángel Orgaz
Momento en el que el ‘Ángeles Alvariño’ sumerge el robot con el que se busca a Anna y su padre. Foto: E. Press

Las huellas dactilares tomadas al cadáver de la menor hallada ayer por la Guardia Civil frente a la costa de Santa Cruz de Tenerife confirman que se corresponden con las de Olivia Gimeno, la niña de seis años secuestrada por su padre junto a su hermana, Anna, el pasado 27 de abril, según confirmaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Canarias una vez finalizada la autopsia.

Sin embargo, por el momento no trascendió más información sobre la causa de la muerte de Olivia, ya que el Instituto Anatómico Forense de Canarias, ubicado en La Laguna, remitió varias muestras toxicológicas para que se determine si la niña fue sedada con Lorazepam, una de las hipótesis que maneja la investigación, ya que en el registro de la vivienda de Tomás Gimeno se comprobó que las cajas de ese medicamento que hallaron los investigadores estaban esparcidas por una de las mesas y faltaban algunas de las pastillas.

Según fuentes de la investigación, el cuerpo de Olivia se encontraba en bastante buen estado para llevar más de un mes sumergido, ya que a la profundidad en la que permaneció, unos mil metros, la temperatura es de apenas un grado.

Habrá que esperar al menos tres días a los análisis toxicológicos para determinar si la niña fue drogada con esa sustancia, la misma que se halló en la autopsia de la compostelana Asumpta Basterra, asfixiada por sus padres tras adormecerla con Orfidal, uno de las marcas comerciales del Lorazepam.

El cuerpo sin vida de Olivia fue localizado por el robot submarino de rastreo del buque oceanográfico Ángeles Alvariño, desplazado desde Vigo para esta misión, a mediodía del jueves a unas tres millas de la costa tinerfeña.

Los restos de la niña se encontraban en el interior de una bolsa de deportes de lona amarrada a un ancla, al que también estaba atada otra bolsa similar, pero rota, y que se supone que es donde Tomás metió a su otra hija, Anna, de un año.

La investigación ve bastante más complicado encontrar el cuerpo de la segunda pequeña, aunque tienen la seguridad de que el padre sí será encontrado próximamente, ya que se tienen fundamentos de que se sumergió con un cinturón de plomo de ocho kilogramos de peso que usaba para bucear.

El buque oceanográfico seguirá rastreando al menos hasta el próximo lunes la zona, según informó ayer a los medios el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, tras participar en el minuto de silencio convocado por la Delegación ante todas sus sedes en el archipiélago como muestra de apoyo y solidaridad con la familia de las dos niñas.

El delegado indicó que habló con el secretario general del Ministerio de Ciencia e Innovación para agradecer el “gesto” y el “compromiso” que tuvo con la investigación al facilitar la incorporación del buque del Instituto Español de Oceanografía (IEO), informa Europa Pres.

Anselmo Pestana quiso recordar que el Ángeles Alvariño tenía previsto concluir las labores de rastreo el pasado lunes, pero el hallazgo de una botella de buceo y una funda nórdica hizo que permaneciera en el lugar, lo que permitió que el jueves se encontrasen los restos de Olivia, la mayor de las niñas.

Asimismo, el delegado indicó que el barco continuará en la zona al menos hasta el próximo lunes, 14 de junio, y habrá que ver “si vamos a necesitar que se quede algunos días más”, añadió en su comparecencia.

Por otro lado, Pestana agradeció el gesto de acompañamiento que tuvo la sociedad canaria y española con la madre de las niñas, Beatriz Zimmermann, y sus familiares y allegados, una reacción de solidaridad que, según el delegado, “demuestra los valores de nuestra sociedad”.

También recordó que la investigación sigue bajo secreto de sumario, decretado por el Juzgado de Instrucción Número 3 de Güímar, y deseó que se logren encontrar los restos de Anna para que su familia “pueda descansar”, pues “está sufriendo un drama tremendo”.

Pestana admitió que tenía la esperanza de que las niñas fueran halladas con vida, pues una de las líneas de la investigación apuntaban a que Tomás Gimeno podría haber huido con sus hijas a algún país del extranjero, y reconoció que no pensó en que finalmente se produjera “este desenlace tan trágico”.

El delegado del Gobierno indicó, además, que tuvo la oportunidad de conocer a Beatriz e imagina “el inmenso dolor” que estará sintiendo en estos momentos, así como los abuelos y los tíos de Anna y Olivia.

Al mismo tiempo, solicitó a los medios de comunicación que no especulen sobre este asunto para no generar “más dolor del debido”, y pidió esperar a que continúe la investigación y la localización de Anna y su padre dé sus frutos.

muchas dificultades. El buzo de la Guardia Civil y exjefe del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas Juan Ortega Machín aseguró ayer que las labores de búsqueda de Olivia fue un trabajo “arduo, complejo y bastante metículoso” a causa de la profundidad a la que estaba.

En una entrevista en la Cadena COPE, recogida por Europa Press, Machín señaló que los buzos utilizaron un sónar barrido que “lo que hace es levantar un campo según la trazada”. “Donde culmina la Guardia Civil comienza la labor de búsqueda del barco con un punto más o menos certero”, explicó.

Machín también apuntó a la utilización de un manetómetro en la búsqueda, ya que los ecos de los metales revelan “con más claridad” lo que “no debería estar ahí”.

Así, el buzo puso en valor el trabajo de los técnicos que interpretaron los resultados del sónar y trasladó que se trabaja “de día y de noche” en la localización de Anna.

En esta línea, el especialista en operaciones subacuáticas de la Guardia Civil transmitió la complejidad de sacar el brazo mecánico a “más de mil metros de profundidad” para intentar recoger los objetos que fueron encontrados en la zona.

Así, el buzo reconoció que el hallazgo de la botella y el edredón -teniendo en cuenta que aparecieron a mil metros de profundidad- indicaban que el padre de las pequeñas, Tomás Gimeno, había tirado esos objetos por la borda.

Fue al ver llegar el buque oceanográfico a la zona cuando Machín intuyó que sus “compañeros tenían la finalidad de buscar de forma acertada en la zona”, aunque se tuvo que guardar “prudencia por respeto a la familia”.

Con respecto a las labores de búsqueda de Anna, el buzo explicó que la preocupación no pasa por las corrientes porque a “esa profundidad está todo apelmazado” y ha señalado que “cualquier variación arriba” va a significar “metros abajo”.

Este trágico suceso tiene su origen en la incapacidad de Tomás Gimeno de asumir la separación de su mujer, que inició hace algo más de un año otra relación con una persona de avanzada edad, algo que el padre de las niñas no asumía.

Varios testigos aseguran que Tomás llegó a agredir a la nueva pareja de su exmujer y que los sometió a un acoso agobienta.

Tomás Gimeno y sus infidelidades fueron la causa del divorcio, según datos aportados por el programa Espejo Público, de Antena 3. Beatriz fue una mujer engañada durante gran parte de su matrimonio, incluso estando embarazada.