Muere la reina Isabel II de Inglaterra tras siete décadas en el trono británico

Falleció este jueves a los 96 años en su residencia de verano del castillo de Balmoral, arropada por su familia // Era un icono mundial y una figura muy querida y respetada a nivel internacional
Carmen López
Centenares de personas en los exteriores del Palacio de Buckingham, durante la tarde de ayer

La reina Isabel II de Inglaterra falleció este jueves a los 96 años, lo que pone fin a un reinado sin precedentes de más de siete décadas y supone el ascenso al trono de su primogénito, el príncipe Carlos, de 73 años de edad, informó en la tarde de ayer el Palacio de Buckingham. La Casa Real publicó a media tarde un escueto comunicado para confirmar que “la reina ha muerto en paz en Balmoral esta tarde”. “El rey y la reina consorte permanecerán esta noche en Balmoral y volverán a Londres mañana”, indicaron.

El estado de salud de la monarca había empeorado en estos últimos meses, marcados por los problemas de movilidad y las reiteradas ausencias en actos especialmente simbólicos. Esta misma semana, recibió a la nueva primera ministra, Liz Truss, en la residencia de Balmoral (Escocia), en lugar de en el Palacio de Buckingham como era tradición.

Ya el miércoles anuló su agenda y este jueves la Casa Real confirmó que su estado de salud había empeorado. Sus familiares cercanos, entre ellos el heredero, se desplazaron hasta Balmoral para acompañar a la reina en sus últimos momentos.

Isabel II estuvo casada durante 73 años con el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, fallecido en abril de 2021. El matrimonio tenía cuatro hijos, ocho nietos y doce bisnietos.

Su legado recoge un histórico reinado de más de 70 años en el que ha visto pasar a 15 primeros ministros y en el que ha gozado de un amplio respaldo de la ciudadanía británica, pese a los escándalos que periódicamente han sacudido a la familia real.

Isabel, cuyo nombre secular es Isabel Alejandra María, nació el 21 de abril de 1926 en Londres, la capital británica. Hija del rey Jorge VI y de Isabel Bowes-Lyon, llegó al mundo en el seno de la Casa Real de Reino Unido, la Windsor, sin, aparentemente, posibilidad de reinar. El hermano mayor de su padre, Eduardo VII, ascendió al trono tras la muerte del abuelo de Isabel, el rey Jorge V, en 1936. No obstante, Eduardo anunció menos de un año después sus intenciones de casarse con una plebeya estadounidense, Wallis Simpson, que se había divorciado en dos ocasiones. El primer ministro británico de la época, Stanley Baldwin, advirtió al monarca de que no podría seguir siendo rey si se casaba con Simpson, por razones políticas y religiosas. Eduardo antepuso el amor a la corona y el 11 de diciembre del mismo año abdicó, por lo que Jorge asumió el trono como tercer monarca de la Casa Windsor.

Con la muerte de Jorge VI en 1952, se convirtió en la reina de los siete países independientes pertenecientes a la Mancomunidad de Naciones, a la edad de 25 años, y el resto es historia. Con siete décadas de trono a sus espaldas, Isabel es la reina que durante más tiempo ha gobernado, más que cualquier otro monarca en la historia británica. Era un icono mundial y una figura muy querida y respetada en todo el mundo.

Conocida por su sentido del deber y su devoción a una vida de servicio público, ha sido una figura importante para Reino Unido y la Commonwealth durante tiempos de enormes cambios sociales. El Palacio de Buckingham destaca en su web que la reina ha visto el servicio público y voluntario como uno de los elementos más importantes de su trabajo.

La comunidad internacional reaccionó con un sentimiento prácticamente unánime de dolor por el fallecimiento de la reina Isabel II de Inglaterra, “la roca” sobre la que se construyó el moderno Reino Unido, como la definió la primera ministra británica, Liz Truss. El secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró este jueves que fue una mujer “ampliamente admirada por su gentileza, dignidad y dedicación” en todo el mundo.