oportunidad. Con la mitad de la capacidad de generación térmica de Ucrania perdida en los últimos bombardeos, no tener electricidad es un riesgo para los soldados TEXTO Á.P.

¿Podría detenerse la guerra en invierno?

Á.P.
22/03/22. Un tanque abandonado en marzo de este año, cuando aún nevaba en Járkov. Foto: Sergey Kozlov / Efe

Falta menos de un mes para que de comienzo en duro invierno ucraniano. En el país del esta de Europa la temporada fría dura casi cuatro meses, 3,8 de media, desde el 18 de noviembre hasta el 12 de marzo. Y la temperatura máxima promedia diaria durante todo ese periodo es inferior a los cuatro grados. Basta con pensar en que aquí, en nuestra comunidad gallega, cuando bajamos a cero grados, es imposible andar por la calle sin congelarse, para entender la crudeza de ese tiempo.

El mes más frío del año en Kiev es enero, con una temperatura mínima promedio de menos seis grados centígrados, aproximadamente, y máximas de menos uno. ¿Cómo sobrevivir a esto? Con calefacción en las casas, estufas de gas o chimeneas. Todo utensilios que necesitan de combustible o de energía eléctrica y gas en un momento en el que el país carece de ello.

Los ucranianos morirán de frío. Esta es una afirmación que se escucha mucho en los últimos días, teniendo en cuenta que los rusos han sabido dónde hacer daño en las últimas semanas, atacando las infraestructuras eléctricas y gasísticas que abastecen al país. Sin ir más lejos, el pasado viernes, el ministro ucraniano de Energía, Herman Halushchenko, afirmó que Ucrania necesitará realizar importaciones de gas este invierno debido a los daños que ha provocado la campaña de bombardeos rusos en sus instalaciones eléctricas.

“Hablamos de miles de millones de metros cúbicos”, dijo Halushchenko, quien también indicó la necesidad de importar electricidad y afirmó que los operadores ya están empezando a buscar vendedores. Según el ministro, los ataques han destruido más de la mitad de la capacidad de generar energía de las centrales termoeléctricas ucranianas. Una auténtica salvajada.

Además, este mismo sábado hubo nuevos ataques sobre las infraestructuras energéticas que Ukranergo, el operador de la red de distribución eléctrica de Ucrania, consideró más graves en daños que los registrados la pasada semana. Los ataques con misiles han provocado la suspensión del suministro eléctrico durante toda la jornada de ayer en al menos siete grandes ciudades del país: en la región de Jmelnitski, Mikolaev, Volinia, Cherkasy, Rivne, Kirovogrado y Odesa.

Con todo, el ministro de Energía señaló que, aunque entre el 30 % y el 40 % de la infraestructura energética nacional ha sufrido los ataques rusos, el sistema sigue en pie y los técnicos trabajan en repararlo. Eso sí, “es bastante la capacidad perdida”, indicó. “Al menos la mitad de la capacidad de generación térmica, incluso más”. Halushchenko apuntó que solo esta semana, y sin contar ayer, el país ha perdido 4.000 megavatios de capacidad de generación.

Y aunque el invierno asusta, también hay quién lo ve como una oportunidad de frenar la guerra. Con los temporales de nieve, muy habituales en el territorio ucraniano, los tanques no podrán avanzar; con las lluvias y las fuertes rachas de viento, los aviones no podrán volar; y con las gélidas aguas, que los barcos salgan a navegar sería un suicidio. Por ello, falta menos de un mes para que el avance de las tropas rusas, ya contenido, se frene del todo.

Quizá podría ser ese el momento en el que el presidente ruso, Vladimir Putin, acorralado, con una guerra que mantener que le cuesta millones en medio de las sanciones internacionales, se plantee retomar las conversaciones diplomáticas.