¿Por qué existe relación entre el precio del gas y el de la electricidad?

El gas solo supone el 13 % de la energía y las renovables casi la mitad, todo se paga al coste más elevado
Crisis de precios
Antonella Santos
luz. Por el momento los precios siguen siendo muy altos. Foto: Freepik

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, realizó a finales del pasado mes de marzo una gira por distintos países europeos para presentar ante sus dirigentes la propuesta española de desacoplar el precio del gas del de la electricidad para poder abaratar la factura de la luz en un momento tan complicado para las familias ahogadas en la subida desbocada de los precios derivada de la crisis energética iniciada con la invasión de Ucrania.

Un informe del pasado mes de agosto del Banco de España atribuye al gas la mitad de la subida del precio de la luz. Según fuentes del propio Gobierno, por cada euro que sube el gas en los mercados internacionales, el precio de la electricidad en el mercado mayorista sube dos euros. Esta correlación de precios es un mecanismo que se estableció hace años a escala europea para garantizar, precisamente, que las compañías eléctricas siempre tendrán disponibles centrales para responder a la demanda y evitar apagones con incentivos de precio.

La guerra iniciada por el presidente ruso, Vladimir Putin, llevó a Europa a quedarse sin el 40 % del gas que consume –aunque todavía no se ha aprobado la suspensión total de compras por la negativa de Alemania, Austria y Hungría–. Así las cosas, Reino Unido ha llegado a pagar casi 3.000 euros por megavatio hora. E Italia, Alemania y España llevan tiempo arrastrando cifras de récord, con picos de más de 300 euros. Lo paradójico es que solo una ínfima parte de la electricidad que se genera parte del gas, aunque toda se paga en función de su precio.

La energía más cara que entra cada hora a producir electricidad determina el precio de todas las centrales que participan en la producción durante esa misma hora, independientemente de su precio. Para entendernos, es como si vas a una carnicería y pides 250 gramos de entrecot, 500 de choped, 100 gramos de criollo y 1 kilo de pollo y tienes que pagar todo al precio del entrecot, en lugar de pagar 50 euros, acabarías pagando 200. No parece que este razonamiento tenga lógica.

Y eso es lo que sucede con la factura de la luz. No se trata de que a las centrales les cueste tanto producirla como a lo que nosotros se la pagamos, sino que se benefician de que pagamos tanto como la energía más cara que emplean para producir una pequeña parte. Y también es el motivo por lo que cuesta tanto tener más energías renovables en el mercado eléctrico, o producir energía totalmente renovable, porque a las eléctricas no les interesa que bajen de tal manera los precios.

Aunque también es cierto que las energías renovables, hasta la fecha, no son capaces de cubrir a todas horas ni todos los días del año la demanda eléctrica de España (quizá Galicia pudiese tener más autonomía en este aspecto). Hasta el momento no había mucha preocupación por esto, pero con la pandemia, la especulación y la guerra de Ucrania ha hecho que el gas suba tanto que la factura de la luz se ha inflado hasta niveles insoportables.

Ahí es dónde ha vuelto a ponerse en el punto de mira el sistema de cobro por la electricidad. La electricidad generada por el gas solo supuso un 13 % durante el año 2021. Pero es la forma de producción más cara. Sin embargo, las hay como el sol, el viento o el agua embalsada que apenas tienen coste y también forman parte de la electricidad generada diariamente. Sin embargo, da igual de dónde nos venga la electricidad, siempre la pagamos al precio del gas, es decir, muy cara.