Nuevos máximos de muertes (303) y casos activos (180.076) // El país prorroga el estado de emergencia por décima vez y cierra 15 días sus fronteras // Sanitarios al límite TEXTO J.Garnelo

Devastador impacto del virus en Portugal: hundida por récords

Jorge Garnelo
DESABASTECIMIENTO. Varias enfermeras trabajan en la sala de emergencias COVID del Hospital Santa Maria (Lisboa). Foto: Tiago Petinga

Hospitales casi sin camillas o suministro de oxígeno, mientras médicos y enfermeras trabajan desbordados. Así es la situación que vive Portugal, cuyo gobierno decidió ayer prorrogar el estado de emergencia por décima vez, cerrando sus fronteras durante 15 días, en una jornada marcada por nuevos máximos de muertes (303) y casos activos (180.076) vinculados al COVID: un virus que continúa hundiendo el país luso.

El estado europeo está pasando su peor momento desde que comenzó la pandemia del SARS-CoV-2, tal como apuntó Antonio Costa, el primer ministro portugués, destacando que mantienen pocas esperanzas en una ayuda desde el extranjero.

“No tiene sentido alimentar la ilusión de que no estamos ante el peor momento”, manifestó en la víspera a la televisión TVI, sobre una situación que actualmente no es mala, sino terrible, conforme evidenció.

Advirtiendo que esta crisis todavía durará “algunas semanas”, Costa ilustró la imagen que desprenden los hospitales del país, donde algunos se están quedando sin camillas, mientras otros ven cómo siguen descendiendo los suministros de oxígeno. Un ejemplo es el Hospital de Cascais, próximo a Lisboa. Allí varios sanitarios confesaron sentirse absolutamente cansados, costándoles incluso mantenerse motivados en determinados momentos.

Pese a que Alemania comunicó el miércoles que ayudaría a Portugal, enviando especialistas médicos militares, el dirigente luso apuntó que su ayuda es limitada, pues lo que demandaron “lamentablemente no lo tienen disponible, es decir, médicos y enfermeras”. Ese condicionamiento también lo expuso en relación al resto de socios europeos, añadiendo que la idea de enviar enfermos afuera debe pensarse con cautela.

NUEVAS MEDIDAS ADOPTADAS. Ante este devastador contexto, el gobierno luso decidió renovar por décima vez el estado de emergencia en el país, que fue posible instaurar gracias a los votos favorables de cuatro partidos (PS, PSD, CDS, PAN) y la diputada Cristina Rodrigues.

Del mismo modo, se anunció en el Parlamento que Portugal restringirá “los viajes al exterior durante los próximos 15 días de ciudadanos nacionales para protegerlos y contribuir a la reducción de contagios y la limitación de la pandemia al limitar la salida por aire, río o tierra”.

CIFRAS DESASTROSAS. Otras 303 personas fallecieron por COVID en el país ayer, que registró 16.432 mil positivos más. Con ello, transcurrieron diez muertes más que el máximo anterior, alcanzado el miércoles; y 1.099 más que el pico de 15.333 infectados, que fue el 23 de enero.

El incremento de las muertes deja el peor cómputo en 11.608 difuntos desde que empezó la pandemia, mientras que el mejor dato se lo llevaron las 8.946 personas que durante la pasada jornada se recuperaron (493,699 portugueses en total).

En el país, donde ya han contraído el virus 685.383 personas, se produjo también un récord en el número de casos activos: 7.183 nuevos que completan los 180.076 existentes.

Bajan lOS INGRESOS por primera vez en 26 días. El otro dato más positivo está vinculado con la disminución de los pacientes que luchan contra el virus en los hospitales, cuyo número bajo por primera vez desde el pasado 2 de enero, habiendo ayer 38 ingresados menos.

Aun así, este fue la segunda peor jornada, únicamente superada por la del miércoles hasta ahora, contabilizándose 6.565 dolientes hospitalizados y 782 personas en UCI.

EL 33% de los casos vinculados a la cepa británica. La Direção-Geral da Saúde (DGS) publicó ayer un informe vinculado a la incidencia de la variante inglesa del virus en Portugal, revelando que esta representa el 32,2% de los ciudadanos afectados por el SARS-CoV-2.

Este porcentaje ha ascendido en Lisboa hasta el 50% de los casos. Según el escrito, dicha cepa posee “mayor transmisibilidad” y es “también más letal”, un razonamiento que fundamentan además en un estudio de la Public Health England que remarca que “las personas infectadas con la nueva variante tenían un riesgo de muerte 1,65 veces mayor”.