La culpa es de los universitarios

Pauli González Díaz

Esta es una de las frases que más han escuchado miles de jóvenes de nuestro país durante los últimos meses. Resulta curioso, parece que toda esa gente adulta que dice preocuparse por nosotros no es capaz de hacer algo tan simple como ponerse en nuestro lugar.

Creo que todos estamos de acuerdo en que la época universitaria es el momento en el que se viven los años más locos y libres de responsabilidades de toda una vida. Sin embargo, desde hace unos meses, toda esta libertad y locura se ha visto rota para muchos. De repente, todos nos vimos encerrados en nuestras casas durante unos meses que parecieron años y después de eso, nuestra vida ha cambiado radicalmente. Pero, si con esto fuera poco, poder salir de casa no ha sido ni mucho menos fácil.

Si hay algo que detesta cualquier persona joven son las normas. No sé por qué, supongo que porque es la época en la que todo lo que sea una imposición parece revelarse en nuestra contra.

Y sí, si algo ha caído sobre todos nosotros han sido normas. Bueno, normas o restricciones. Parece que ahora si le llamas restricción suena un poco más a que te están pidiendo permiso, cuando en realidad no es así.

Tápate la cara con una mascarilla y aprende a sonreír con los ojos. Queda solo con tu círculo más cercano, bueno, con 10, 6 o 4 de ellos, el número varía según la semana. No salgas de fiesta, tampoco vas a tener donde salir. Y de casa, solo hasta las 23:00. Si vives en Coruña, no vayas a Oleiros que allí están bien y vas a ir a fastidiarlo todo. No te abraces con nadie y si le quieres dar la mano a alguien, dale el codo. No vayas a ver a tus abuelos que ya los verás cuando acabe todo esto, aunque no se sepa cuando llegará ese día. No te gradúes, ni hagas viaje de fin de curso, ni te relaciones con mucha gente cuando llegues nuevo a la universidad. Acuérdate de seguir las flechas del suelo en la biblioteca, de echarte gel hasta para rascarte una oreja y, por supuesto, de sentarte a 25 metros de distancia de tus compañeros en clase. Pero, sobre todo, recuerda que es normal que cualquier persona mayor se aleje de ti en la cola del súper por si le pegas algo.

Y es que esta es solo una pequeña lista de las muchas cosas que han cambiado en este tiempo y que tenemos que recordar hacer todos los días. Una lista que cada día crece más y con la que cada vez nos sentimos más presionados. Aunque por supuesto, siempre pesará más la frase de “la culpa es de los universitarios”.

Los universitarios, esos que se han visto obligados a madurar antes de tiempo. A asumir responsabilidades y a seguir normas en una fase de sus vidas en la que todo esto no estaba previsto. Y claro que hay excepciones y claro que muchos se han equivocado unas cuantas veces durante estos meses, pero ¿acaso no han hecho un esfuerzo enorme para convertirse en adultos de la noche a la mañana?

Y podría ser peor. Peor es quedarte sin trabajo, perder a alguien a quien quieres, enfrentarte todos los días a un monstruo desconocido, pasar un mes en la UCI o tener que cerrar tu negocio porque la presión ahoga demasiado. Y por supuesto que todos estamos luchando para parar esto, no solo los jóvenes. Pero, es difícil hacer las cosas bien cuando todos te hacen sentir que no haces más que cagarla.

Así que de un trocito de esos “universitarios” al mundo: prometo que yo también lo estoy intentando.