La última prórroga sale adelante en un Congreso polarizado

Sánchez pide rebajar la crispación y decir “no al veneno del odio”// Casado le acusa de intentar promover una moción al Estado y ocultar la cifra de víctimas mortales
Lorenzo Fernández
Rufián, portavoz de ERC en el Congreso. Foto: J.J. Guillén/Efe

Pedro Sánchez logró ayer sacar adelante la última prórroga del estado de alarma en un Congreso bronco y polarizado, en el que pidió unidad para la reconstrucción y reclamó rebajar el tono, pero también arremetió con fuerza contra PP y Vox y les responsabilizó del clima de crispación actual, según informa la Agencia Efe.

La Cámara Baja dio la autorización de la última prórroga del estado de alarma -que estará vigente hasta las 00.00 horas del 21 de junio- para culminar la desescalada. Salió adelante por 177 votos a favor, 155 en contra, y 18 abstenciones, gracias al apoyo de los dos partidos del Gobierno de coalición, PSOE y Unidas Podemos, así como el de las formaciones Ciudadanos, PNV, Más País, Coalición Canaria, PRC y Teruel Existe.

Por su parte, y tal y como habían anunciado, votaron en contra el PP, Vox, JxCat, Compromís, la CUP, UPN y Foro, mientras que ERC, Bildu y el BNG se abstuvieron.

El presidente del Gobierno aseguró en su intervención que lo peor ha pasado y que la desescalada no ha tenido por el momento efectos negativos sobre la pandemia.

Dedicó buena parte de su discurso a hablar de la necesidad de acabar con la crispación política. Recomendó “decir no al veneno del odio”, y reclamó a la oposición “altura parlamentaria”.

Tras una dura ronda de los grupos, en la que se llevó los mayores reproches de la bancada de la derecha, cargó contra los líderes de PP y Vox, a quienes situó al mismo nivel.

“Casado y Abascal, tanto monta, monta tanto”, dijo Sánchez, quien acusó al líder popular de “utilizar los muertos contra el Gobierno de España, como ha hecho siempre el PP cuando ha estado en la oposición”, y le volvió a aconsejar que “no se sume” a Abascal, porque así hace “pequeño” a su partido y “grande a la ultraderecha”.

Muy duros fueron tanto Casado como Abascal con el presidente.

El líder de la oposición le acusó de protegerse “bajo el palio” del estado de alarma y también de “ocultar” las cifras reales de fallecidos, y prometió que pedirá una comisión de investigación parlamentaria sobre la “nefasta gestión” del Gobierno en esta crisis sanitaria.

“Le recuerdo que allí (en la comisión) no podrán seguir mintiendo sin consecuencias penales”, dijo.

Más duro fue Santiago Abascal, que acusó al vicepresidente Pablo Iglesias de “desear una guerra civil”, y afirmó que es el Gobierno y no Vox el que está incitando al odio.

En el debate se volvieron a escuchar por otra parte los reproches al Gobierno por pactar a varias bandas, y las justificaciones de unos y otros por seguir llegando a acuerdos aunque no les guste la gestión del Ejecutivo o tengan sus reservas sobre otras alianzas.

Así, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, advertía a Sánchez de los peligros de seguir pactando con Ciudadanos, que es “Vox en fase uno” y le insistía en que “todo no puede ser”. “Dime con quien pactas y te diré qué pactas”, señaló.

El portavoz adjunto de Ciudadanos, Edmundo Bal, atacó y se justificó por igual: Espetó al presidente que este Gobierno no le gusta a la formación naranja “nada, nada” pero defendió su voto favorable y el acuerdo con el Ejecutivo “sólo por el bien de España”.

Planes económicos concretos, y no un “parcheo constante”, es lo que reclamó Aitor Esteban, el portavoz del PNV, el otro partido que al igual que Cs había llegado también a un acuerdo para votar sí.

Compromís se mantuvo en el no y continuó reclamando un trato más justo en la financiación, como explicó Joan Baldoví, a quien el líder socialista dijo no entender.

“Votamos no porque nos obligan, porque escuchan y pactan con todos menos con los valencianos”, explicó el diputado, que señalóque su comunidad cuenta con un 50 % menos de recursos que la media autonómica y destina casi todo su presupuesto a servicios esenciales y al pago de la deuda, lo que deja un “mísero” 3 % para impulso económico, vivienda o I+D+i.

Por su parte, portavoces como el del PRC y el de Teruel Existe recordaron al presidente que su apoyo no es un “cambio de cromos”.

Todo en un debate igual de bronco que la mayoría de los celebrados por las prórrogas del estado de alarma. Y eso que éste tuvo lugar un día después de que la presidenta Meritxell Batet hiciera una ronda con los portavoces de los grupos para pedirles rebajar el tono.

“Mientras aquí se insultan, mientras aquí se odian, mientras aquí se enervan las pasiones, ahí fuera hay todavía gente en las UCI que se están debatiendo entre la vida y la muerte (...), me dan ganas de llorar”, reconoció la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas.

También Aitor Esteban lamentó que la última prórroga del estado de alarma derivara en un debate de “sal gruesa” donde algunos portavoces han optado por atacar al adversario con ofensas personales, algo que “sorprende” en una situación “tan preocupante”.

Un panorama que no sólo hace “muy difícil mantener la calma” sino que además “no conduce a nada bueno”, apuntó tras reseñar un rosario de expresiones utilizadas desde la tribuna, entre ellas la de “fanfarrón de poca monta” dirigida por Abascal a Pablo Iglesias.

Esteban reprobó que en un momento no sólo ya de emergencia sanitaria, sino de una grave “crisis económica” haya fuerzas políticas empeñadas en “tumbar” al Gobierno, y reivindicó el papel desempeñado por su formación, que ha respaldado todas las prórrogas.

El feminismo también protagonizó parte del debate del pleno a cuenta de quienes vinculan las manifestaciones del Día de la Mujer, el 8 de marzo, con una “irresponsabilidad” del Gobierno y el aumento de contagios del covid-19 en España y quienes defienden que este planteamiento es un ataque a la lucha de la igualdad de la mujer.

En la apertura del debate, el presidente defendió las marchas de ese día y abogó por un Estado que quiere “la igualdad efectiva” entre mujeres y hombres. “Lo digo alto y claro, viva el 8 de marzo”, aseguró.

También se dirigió a PP y Vox, que criticaron al Ejecutivo por permitir estos actos, para recordarles que en ciudades como Berlín, París, Santiago de Chile o Nueva York también se celebraron manifestaciones multitudinarias y les preguntó quiénes son los responsables de las mismas. “Nadie sabía lo que se venía encima”, reconoció.

A su juicio, estos ataques “desde la derecha y la ultraderecha” se producen porque “nunca les ha gustado la igualdad de género” y les acusó de luchar contra el virus “con mala fe para hacer política”.

El presidente del PP recordó a Sánchez los estudios que han determinado que si no se hubiera permitido el 8M se hubieran evitado “el 62 % de los contagios” que hubo después en España.

“Ser feminista no es poner en riesgo la vida de centenares de miles de mujeres. Lecciones de feminismos a nosotros, ninguna”, dijo.

Mientras, el líder de Vox apuntó que defender el 8 de marzo como lo hizo Sánchez es igual que gritar “viva la enfermedad y viva la muerte” y le acusó de llamar, la semana anterior, a acudir a estas celebraciones mientras pedían a otros convocantes de actos que los “desconvocaran voluntariamente”.