PROTESTAS. El sistema impuesto por Raxoi no controla que los que reservan utilicen sus localidades, por lo que hay aforos que se agotan, pero luego están a medio llenar TEXTO T. Martín

Actuaciones sin entradas disponibles y sillas vacías

Toni Martín
PARQUE DE galeras. La actuación de Mad Martín, con aforo completo, y casi vacío. Foto: Santi Montes (Cedida)

Lo anunció en su día el concejal Gonzalo Muíño. Las fiestas del Apóstol iban a ser este año unos festejos “excepcionais nunhas circunstancias excepcionais como son as da covid-19”, y lo está cumpliendo, con un programa más que digno que ha tenido una gran aceptación.

Lo que no la está teniendo es la forma de gestionar las entradas a las actuaciones, ya que la crisis sanitaria ha impuesto que las actuaciones sean en formatos más reducidos y que se controlen los aforos, por lo que aunque la práctica totalidad de las actividades son gratuítas, a excepción de alguna en el Principal, es necesario hacer una reserva a través de la web reservas.gal, y tener de esta forma un control de los aforos que ayuden a garantizar las distancias de seguridad exigidas.

Según las normas del Concello, para acudir a la actuación hay que llegar a la puerta del recinto con una antelación de 30 minutos, para poder llevar a cabo ese control.

Y aquí es, precisamente, donde radica el primer problema, pues en la mayoría de las actuaciones celebradas hasta la fecha, las entradas estaban supuestamente agotadas con la reserva previa, y sin embargo, han quedado muchas sillas libres.

Pasó en el show humorístico de David Amor, Javier Veiga y Rober Bodegas y en el pregón de Luis Pardo, donde por el aforo reducido muchas personas se quedaron sin entrada para poder ir por estar ya reservadas previamente todos los asientos. Sin embargo, durante la actuación, fue fácil comprobar la cantidad de ellos que estaban vacíos porque la gente que había reservado terminó no acudiendo.

Lo mismo, y de forma muy exagerada, en el concierto de la noche del sábado en Galeras, con la actuación de Mad Martín Trío, supuestamente con aforo lleno, y prácticamente vacío a la hora de empezar a tocar.

Y suma y sigue en todas los espectáculos, lo que ha provocado que haya muchas quejas por la falta de control de esas reservas, y las consiguientes críticas a las que reservan y no usan sus entradas por la falta de consideración hacia el resto del público y de los propios artistas.

También ha habido opiniones para todos los gustos con la forma de planificar las actuaciones en uno de los escenarios principales junto al de A Quintana, el parque de Galeras. Uno de los asistentes al primer concierto celebrado allí este fin de semana explicaba que “al tener que ser en silla y acordonar la zona, el público dentro del aforo tiene que estar sentado y sin consumición ni poder fumar, mientras que los que están fuera del sitio marcado, pueden ver la actuación sentados en el campo, fumando si quieren y con consumición. Incluso verla desde las terrazas. Conclusión, estás más cómodo viendo un concierto fuera que dentro de los sitios marcados”.

Y como ideas para evitar que se agoten las entradas que luego no se usan, las hay desde entradas solidarias con precios simbólicos a un mayor control que permita una penalización”.