COMPARTIENDO CON TU CIUDAD (IX)

Calidad integral para el Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela

Sánchez-Agustino y Arquitectos Asociados

SÁNCHEZ-AGUSTINO y ARQUITECTOS ASOCIADOS

El Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela pertenece a la red gallega de utilización pública del Servicio Gallego de Salud y aúna los cuatros centros hospitalarios situados en Santiago de Compostela: Hospital Clínico Universitario, Hospital Médico Quirúrgico de Conxo, Hospital Gil Casares y Hospital Psiquiátrico de Conxo.

Dos de esas infraestructuras, se emplazan en el conocido barrio de A Choupana: el Hospital Clínico Universitario y el Hospital Gil Casares, dando servicio al área sanitaria de Santiago y Barbanza, que integra a 46 municipios. Un área geográficamente extensa, cuyos usuarios se ven necesariamente obligados al uso de transporte público y privado como medio de desplazamiento para poder recibir asistencia.

Es por eso que las instalaciones de A Choupana, aparte de acoger una alta densidad de población demandante del servicio público de salud, soportan igualmente una alta concentración de automóviles que paulatinamente han conquistado cuanto espacio sobrante pueda ser utilizado como aparcamiento. El resultado es un panorama desolador, donde el Hospital ha quedado definitivamente rodeado de turismos y desprovisto de un entorno de protección medioambiental tan necesario en una instalación de esta naturaleza. Tal es la concentración de automóviles, que el aparcamiento subterráneo existente, a duras penas consigue mitigar el recargado aspecto exterior.

El resultado que provoca esta situación es el de un ámbito incómodo para el peatón, extremadamente irritante para el paciente y disuasorio de cuantos tengan la necesidad de servirse de esta instalación. Pero quizás sea una fotografía del escenario, la que nos permite concluir que nos encontramos ante un entorno hostil, muy lejano de las connotaciones de paz y tranquilidad que debieran ser las propias de estos ámbitos; privado de las condiciones medioambientales adecuadas, al encontrarse desprovisto de cualquier área de esparcimiento en forma de parque o jardín. Se han constatado los beneficiosos efectos, que en la recuperación postquirúrgica, están asociados a los pacientes cuyas ventanas disponían de vistas a la naturaleza (Science 1984). Y otros estudios afirman que el uso de jardines exteriores para el descanso de visitas y pacientes favorece una mejor recuperación (“paseos que curan”) y previene el síndrome de desgaste profesional del personal sanitario, desgraciadamente muy presente en la situación de pandemia que atravesamos.

Estamos pues ante el reto de recuperar espacios saludables en el entorno del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.

En esta misma línea se orientan nuestros estudios sobre la Ecohabitación Hospitalaria, que pretenden remodelar el concepto de habitación clínica partiendo de la creatividad, innovación y audacia para conferir al recinto íntimo de atención al paciente, las definitivas condiciones de habitabilidad que proporcionen la más pronta y eficaz recuperación: plena accesibilidad, autolimpieza, autodesinfección, ventilación, domótica, descanso inteligente, polivalencia, naturecuperación, distracción, orientación constructiva, perspectiva ambiental, uso de materiales ecológicos, etc. Esperamos poder presentarla más pronto que tarde al CHUS y que las autoridades responsables nos den todas las facilidades para construir un módulo a escala real y poder cambiar impresiones con todos los que habitualmente acceden a ellas.

El estudio Sánchez-Agustino y Asociados, a propósito de este desafío, quiere contribuir además a sentar las bases de las premisas y criterios con que deben contar los entornos de urbanización más próximos a instalaciones sanitarias, reformulando un concepto de hospital mucho más amplio y ambicioso más allá del propiamente clínico: el EcoHospital.

El punto de partida en instalaciones y áreas en funcionamiento y ya urbanizadas es suprimir cualquier posibilidad de que los vehículos ocupen aceras, alcorques, zonas verdes y cualquier clase de rincón no reservado a aparcamiento. Pero para ello será necesario ofrecer aparcamiento alternativo de calidad.

El diagnóstico del entorno del Hospital puede calificarse de caótico. El 50% de los vehículos transitan en búsqueda de aparcamiento dificultando una circulación fluida, lo que incrementa los índices de contaminación. Otros muchos han encontrado en estas plazas un lugar donde dejar el vehículo durante la semana. Hay una carencia de vados reservados para paradas temporales dirigidas a apear y subir un enfermo y las existentes no son controladas. La zona de urgencias carece de cualquier plaza de aparcamiento inmediato y las pocas existentes son ocupadas discrecionalmente. Las ambulancias a domicilio se amontonan en la puerta principal al no disponer de un área específicamente reservadas para ellas. Es inexplicable que el vial de acceso a urgencias sea de libre tránsito y soporte también el paso de vehículos buscadores de aparcamiento con el riesgo inherente de obstaculizar el acceso de un paciente necesitado de atención inmediata y a quien unos segundos le pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte. En el capítulo de circulación peatonal, debe destacarse que es inadmisible que la puerta principal cuente con unas estrechas aceras de 2.40m reducidas a 2.00m en zonas con señal o farola. En definitiva, existe demasiada proximidad entre el vehículo y las zonas de asistencia clínica, al punto de que recientemente en una de nuestras visitas, hemos comprobado como un vehículo cercano a la zona de trasplantes se encontraba a la espera, con la música a todo volumen, trastornando la paz y tranquilidad de su entorno.

Ante este panorama, la intervención en esta área es de imperiosa necesidad, por lo que no admite demora.

Con carácter previo, es necesario delimitar perfectamente y de modo visible con señalización horizontal y vertical el perímetro hospitalario para uso exclusivo de pacientes y profesional sanitario, implantando un control exhaustivo de acceso, incluso con barreras y con reserva de carril de acceso exclusivo a urgencias.

Hemos subdividido el área que ocupan hoy las instalaciones del Hospital y sus anexos en 11 zonas de la A a la K. Hay 1.000 plazas en superficie ocupando anárquicamente cualquier lugar sin contar el aparcamiento trasero. Profundizamos en la zona F, actual bolsa de aparcamiento en superficie y el resultado es que con una reordenación más racional y con una muy mínima intervención pasaría de 180 plazas a 250. Algo que creemos es posible obtener en el resto de bolsas actualmente existentes. Pero en nuestra opinión las intervenciones que seguidamente proponemos las harían innecesarias, pudiendo reconvertirse en zonas verdes.

El vial de urgencias debe reservarse exclusivamente a su propio objeto prohibiendo cualquier otra circulación. Su hilera de aparcamiento debe ser reformulada y reservada igualmente a usuarios de urgencias.

En nuestro planteamiento, es crucial recuperar todas las zonas conquistadas por los turismos, devolverlas a su estado original y dentro de lo posible reconvertirlas a zonas verdes que favorezcan un entorno limpio, sano, libre de humos y contaminación y proclive al paseo. Muchos de los paseos que se dan por el interior podrían darse por el exterior en nuevas zonas acotadas. Es precisa la ampliación de aceras de 2.4m a 6.0m y otras de 2.0m a 5.0m., dotándolas de pavimento inteligente, lo que favorecerá la circulación de personas, sillas, camillas, PMRs, etc. y nos hará olvidar la actual yincana en que se ha convertido el acceso a urgencias y consultas externas.

Resulta necesario reconfigurar la urbanización del acceso por la puerta principal, reconvirtiéndola en una gran plaza que sirva de interconexión entre circuitos verdes, el Clínico, el Gil Casares y como intercambiador de transporte público.

En el capítulo del Helipuerto, sin duda la dotación de un finger que desemboque en el edificio junto a uno de los ascensores extremos mejoraría notablemente la rapidez y comodidad del desplazamiento de pacientes a la zona de urgencias o cualquier otra planta. En el mismo lugar se integraría un aparcamiento semisubterráneo de cinco plantas, con cubiertas y fachadas ajardinadas en un nuevo aspecto de área ecológica que debe representar la nueva configuración de los exteriores, con capacidad para 1.200 vehículos, con accesos directos a cada planta, sin rampas interiores, aprovechando la pendiente natural y con estacionamiento especializado por planta, según tiempo de permanencia: 2h, medio día, 24h, larga estancia, personal, etc.

En definitiva, nuestro aporte constituye una primera aproximación sin perjuicio de una plasmación posterior más pormenorizada, que debe contribuir a encarar una intervención inaplazable en lo que consideramos la infraestructura sanitaria más importante de Galicia y que debería representar el referente y modelo ecosanitario de la próxima década en nuestra Comunidad.