El inmueble del histórico Vilas se prepara para ser un centro de conocimiento

Funcionará como un apartamento en el que se primarán las áreas comunes para compartir ideas // Estará listo en 2023
Ciencia
Brais Fernández
Desde 2012, el local permanecía abandonado. Foto: María Ferrer

El proyecto de coliving para el viejo restaurante Vilas va cogiendo forma. El número 88 de la Rúa Rosalía de Castro recuperará próximamente la vida con un edificio de pequeños apartamentos para atraer talento a la capital gallega, un espacio innovador en el que se primará la importancia de las áreas comunes con el reto de que inviten al desarrollo de ideas.

Siguiendo el modelo llevado a cabo en otras grandes ciudades europeas, Santiago dispondrá de un centro tecnológico de convivencia en el que expertos en distintas materias, fruto de encontrarse en un mismo lugar, puedan desarrollar ideas enriquecedoras.

En una edificación de 852 metros cuadrados, los investigadores contarán con diecinueve habitaciones en régimen de alquiler, dentro de una “vivienda” totalmente equipada y amueblada para ellos. Así, las áreas comunes están diseñadas minuciosamente para “vivir, trabajar y socializar”, un lugar de confort donde compartir experiencias entre talentos de distintos campos.

Hasta el momento, la construcción, redactada por la arquitecta Alicia Noya Ansede, avanza a buen ritmo, por lo que los responsables, a pesar de las dificultades derivadas de la pandemia y la crisis de suministros, se han puesto el objetivo de abrir las puertas en el primer trimestre de 2023.

En este sentido, a tenor de las alabanzas que han recibido los empresarios durante todos estos meses, tanto la Universidad como las administraciones esperan “con los brazos abiertos” la apertura de este hogar para cultivar la mente.

“Es un modelo que traerá conocimiento a la ciudad, algo de lo que hoy en día estamos escasos. Será positivo, porque de otra forma sería imposible juntar a tantos expertos en un ámbito relajado y cotidiano”, explica uno de los promotores de la obra en declaraciones a EL CORREO.

Además, considera que su ubicación, en plena entrada de la ciudad y a escasos metros del Campus Sur, ayudará a revalorizar esta zona, en la que se juntaban varios inmuebles abandonados.

De este modo, rememorando aquellas largas sobremesas en el Vilas, de las que salieron grandes proyectos y acuerdos importantes, se buscará incentivar el desarrollo científico.

En este local, en el que durante casi un siglo (1915-2012) miles de comensales pudieron disfrutar de su buen hacer en los fogones, cabe recordar que Manuel Fraga, amante de su cocina, tuvo un afamado encuentro con Fidel Castro y allí también selló la paz con Xosé Manuel Beiras. Ahora, esos hitos alcanzados en sus comedores, pretenden ser el caldo de cultivo de un proyecto en el que mentes privilegiadas compartan reflexiones por el bien común de la ciencia.