El revolucionario reparto de última milla ya está a prueba en Zaragoza

La capital aragonesa se convierte en pionera en este sistema que pretende reducir el impacto ambiental de las mercancías // El modelo para Santiago se encuentra aún en fase de estudio
Smartiago
Brais Fernández
Prueba piloto del modelo autónomo de Zaragoza, este pasado lunes. Foto: Ayuntamiento de Zaragoza

El reparto de mercancías en las ciudades está a punto de vivir un cambio revolucionario. Las exigencias medioambientales y el cuidado del patrimonio encaminan a las urbes a un nuevo panorama en el que la tecnología cobra mucha fuerza. El auge del comercio electrónico y las exigencias europeas han llevado a las instituciones a plantear novedosos formatos para las entregas de paquetes, con el objetivo de mejorar el transporte de última milla. Así, mientras Santiago espera por su primer prototipo, otra ciudad española, Zaragoza, ya cuenta con su particular robot repartidor.

La capital aragonesa se ha convertido en pionera dentro de España, así como una de las primeras urbes europeas, en la implantación de esta nueva herramienta logística, puesto que este lunes inició la prueba piloto con estos autómatas, siendo la primera vez que pisaban las calles zaragozanas, para sorpresa de muchos.

En su caso, el proyecto contará con cuatro fases con el objetivo de validar su seguridad, así como la aceptación pública, técnica y comercial, para finalmente desplegar hasta ochenta androides a lo largo de los próximos meses. En la primera etapa, que durará hasta principios de septiembre, se harán varias simulaciones con el fin de demostrar su seguridad y funcionamiento.

Al igual que el modelo preparado para Compostela, se trata de un auto equipado con sensores internos y externos (como las cámaras LiDAR) que permiten visualizar el entorno 360º con altísima precisión; así como con algoritmos de conducción autónoma que usan inteligencia artificial, entre otros métodos, que permiten detectar y esquivar todo tipo de obstáculos.

Del mismo modo, entre sus características, destaca su propulsión 100 % eléctrica y que no produce ni emisiones contaminantes ni ruidos, posibilidades que contrastan con la enorme cantidad de gases que emiten los camiones de reparto en la zona monumental de Santiago.

Sin embargo, entre las diferencias, se encuentran sus objetivos, puesto que el modelo aragonés se centrará en los servicios de reparto de comida a domicilio, compras del supermercado o en los comercios, mientras que aquí, según las pretensiones presentadas en noviembre de 2021, estará centrado en el transporte de mercancías de servicios municipales y para mapear el subsuelo de la área patrimonial.

REVOLUCIÓN PARA EL CASCO HISTÓRICO COMPOSTELANO. Este ejemplo servirá, sin duda, como banco de pruebas para muchos otros lugares, como la capital gallega, en los que se implantará un servicio similar, puesto que cuentan con un importante y atractivo respaldo económico de los fondos europeos.

En este sentido, se pretende vaciar de vehículos contaminantes la Almendra, reto que cobra mayor sentido con las estipulaciones que regirán el Santiago Central (zona de bajas emisiones a la que sólo podrán acceder vehículos de gasolina matriculados a partir de 2006 y de septiembre de 2015 para los de diésel).

Este servirá además como impulso para reducir la huella de carbono y las emisiones en el medio ambiente, así como para optimizar la distribución de mercancías y mejorar los niveles de congestión urbana provocados por el tráfico.

En todo caso, la revolucionaria apuesta tendrá todavía que esperar, puesto que el prototipo se encuentra en plena fase de estudio por parte de Vodafone, firma adjudicataria para la compra pública de este carrito autónomo que se engloba en los proyectos del Smartiago.