Feísmo en el casco viejo por la ‘plaga’ de cámaras con soportes metálicos

La asociación de vecinos de la zona considera que no se ha tenido demasiado en cuenta la estética del entorno patrimonial // Raxoi indica que se pintarán los mástiles para adecuarlos
A. Pérez
Soporte color metálico instalado para ubicar una de las cámaras. Foto: Antonio Hernández

El moderno proyecto del Smartiago que, entre otros aspectos, pretende controlar el acceso de los vehículos no autorizados al casco histórico, ha traído consigo un mapa de videovigilancia por toda la ciudad. Son muchas las calles que cuentan ya con las cámaras inteligentes colocadas en las esquinas o sobre altos soportes, y estas no convencen a todo el mundo. Una de las mayores quejas llegó a mediados del pasado mes de agosto, cuando se instaló una de las cámaras inteligentes en la esquina de la Avenida de Xoán XXIII. A los vecinos no les convenció la estética de la instalación por las dimensiones que ésta ocupaba y afloraron comentarios como “esto es para cabrearse”, “está colocada nunha curva e ocupando media acera” y “esto lo permiten pero como quieras hacer algo en casa...”. Esto último es de hecho uno de los principales argumentos de muchos de los habitantes de la zona, que ven cómo necesitan pedir permisos para realizar cualquier cambio que afecte a la fachada o al exterior de sus domicilios, que solo son permitidos si no incumplen determinadas normas del Plan de Protección del casco histórico.

El mapa de cámaras inteligentes que protagonizará la ciudad está formado por casi medio centenar en calles como Acibechería, Franco, Raíña, San Roque, Costa Vella, Loureiros, Mazarelos, Xelmírez o Porta Faxeira. El pasado mes de junio, Compostela Aberta solicitó que la Comisión Asesora da Cidade Histórica evaluase la instalación de las cámaras, al considerar que no estaban sometidas al mismo control de rigurosidad que otros elementos, como la fibra óptica. Su concelleiro, Jorge Duarte, cualificó en ese momento de “incomprensible que o Concello sexa moito máis esixente coa veciñanza ou cos comerciantes do que é cos seus propios proxectos”.

Desde el Ayuntamiento, la concelleira de Acción Cultural, Mercedes Rosón, confirmó ayer a este periódico que el técnico responsable del casco histórico está haciendo un seguimiento del despliegue del proyecto. También quiso aclarar que no está terminada la instalación, de hecho no todas están instaladas, y que falta por pintar los mástiles. “Pintaranse como se pintaron os das pantallas colocadas no inverno, para matizar o aceiro, pintaranse dun verde escuro que hai en máis elementos de Compostela”, indicó Rosón.

Más allá de la polémica municipal, desde la asociación de vecinos Fonseca, su presidente, Roberto Almuíña, ya denunció “que o poste da cámara de Porta Faxeira era dun material que se compaxina mal coa estética tradicional de toda a zona. O que non vale é poñer cámaras por todos lados”, explica. Sobre este tema, indica que algunas de las cámaras instaladas son más discretas, y pone de ejemplo la situada frente al centro de acogida de peregrinos. Sin embargo, piensa que otras son demasiado voluminosas y que podría haber alternativas mejores.

Desde la Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego indican que en ocasiones la realidad de las instalaciones que hacen las compañías eléctricas están por encima de lo que indican los propios concellos. Su presidente, Carlos Henrique Fernández, explica que sobre la colocación de cámaras no hay legislación urbanística, más allá de la relacionada con los derechos de grabación. “Podería haber menos dispositivos de vixilancia ou outros distintos, pero habería que apelar á conciencia da poboación, e a xente pasa”, añade. También considera que en Compostela el problema de acceso es mayor que en zonas como Lugo, delimitada por la muralla, ya que en Santiago hay muchos accesos.