Fuertes nubarrones en la construcción por la acuciante falta de mano de obra

Hay un fuerte desabastecimiento de materias primas, lo que provoca el encarecimiento de muchos proyectos // “No está funcionando la cultura de la ‘titulitis’ que se fomentó”
Construcción
Brais Fernández
A la derecha de la foto, un bloque de edificios en construcción en la zona de Cornes, en el sur de Santiago. Foto: A. Hernández

Con una demanda sólida y en aumento, la construcción en Santiago se está encontrando con dos grandes “nubarrones” que le están repercutiendo ya negativamente, y que podrían aminorar el crecimiento futuro: la carencia de mano de obra especializada y el desabastecimiento de materias primas. Estas dos circunstancias están provocando el encarecimiento de los proyectos y, sobre todo, retrasos en la ejecución.

En lo que respecta a la necesidad de empleados, esta problemática se viene arrastrando desde la crisis del 2008. “Mucha gente se fue al paro y se emplearon en otros sectores y, desde aquella, entre los que marcharon y los que se fueron jubilando, nos encontramos con una escasez tremenda, mientras hay un boom tanto de rehabilitación como de obra nueva”, explica Roberto Medín Guyatt, presidente del Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de A Coruña.

A esto se suma la tradición nacional a la hora de orientar los estudios. “El problema que tenemos en España es que tenemos una cultura de titulitis, de que todo el mundo tiene que ir a la Universidad. Eso que se vino fomentando durante años, ahora no funciona”, sentencia indignado.

Por ello, afirma, sería muy importante la formación de jóvenes para un sector capital para la economía del país. “Por norma general, salvo los de Formación Profesional, el resto habría que formarlos desde peones, y es un proceso lento. Mucha gente de FP está muy bien preparada para acceder ya no sólo a las titulaciones del sector, sino también para ponerse a funcionar como encargados, oficiales... pero aún así no es suficiente”, subraya.

Esta falta también afectará, indica, a los jefes de obra y coordinadores de seguridad y salud, ya que las matrículas en la Escuela de Arquitectura Técnica están comenzando a resurgir ahora. De este modo, Roberto Medín advierte que el problema no está en los salarios, sino en esa pérdida generacional por falta de cultura. Recuperarlo requiere un tiempo, pero la demanda aprieta.

Por otra parte, otro factor a tener muy en cuenta es el desabastecimiento de materiales, como consecuencia de la rotura de los stocks habituales de las empresas suministradoras por la pandemia. “Salvo los más sencillos, los demás se están solicitando bajo pedido y eso ralentiza todo”, remarca.

Esto genera retrasos y las firmas entran en penalizaciones o tienen que renegociar los contratos por causas de fuerza mayor. Además, estas variaciones afectan también a los arquitectos, quienes “deben cambiar determinados materiales por los plazos”, lo cual resulta muy latoso si la obra está iniciada.

“No hay nada que no tenga solución con dinero, pero es un inconveniente porque está afectando a los plazos de las licencias”, concluye con la esperanza de que sea algo puntual, “hasta que los fabricantes, nacionales y europeos, se den cuenta de la demanda”.

Por lo tanto, solventar estos problemas a tiempo evitará, o al menos aminorará, la potencia de los “nubarrones”. Sino, la ciudad se encamina a un bloqueo en el sector.