Justos e injustos ante la vida

Firmas
José Fernández Lago

en nuestra sociedad hay quien desea trabajar, y quien prefiere vivir a costa de otros; quien busca honradamente sacar fruto de los bienes terrenos, y quien procura llevarse todo lo que ve, aunque sea de otro. La preocupación fundamental de las personas puede ser doble: la de aquellos que piensan en la vida que Dios ofrece en el futuro a los que siguen sus mandatos en esta tierra, o la de quienes tratan de satisfacerse cuanto pueden con las cosas de aquí, sin pensar en absoluto en el más allá.

La 1ª lectura de la Misa de esta tarde y de mañana, del libro del profeta Amós, es una crítica a las personas confiadas en lo que tienen, gozando de los bienes materiales, y no se conduelen del comportamiento del pueblo. Este hace lo que le apetece, de modo que se están labrando el terminar en el destierro, como consecuencia de su mal hacer.

San Pablo exhorta a Timoteo y a su comunidad a que practiquen la justicia, la religión, la fe y el amor, y también la paciencia y la delicadeza. Al realizar en la vida el combate de la fe, dan pasos firmes para conseguir la vida eterna. El mandato divino deben mantenerlo vivo hasta la venida gloriosa de nuestro Señor Jesucristo, que nos conducirá a donde el Padre, el único inmortal, que habita en una luz a la que el hombre no puede acceder por sus propios medios, sino que necesita la ayuda de Dios.

El Evangelio de San Lucas recoge la parábola del Rico Epulón y el Pobre Lázaro. El primero banqueteaba espléndidamente, y no hacía caso del pobre, que mendigaba las migajas que caían de su mesa. Al morir Lázaro, fue conducido al Seno de Abraham, mientras que el rico, a su muerte, fue reprobado. Desde su situación reclamaba ayudas de Abraham, pero este manifestó que él había recibido los bienes en vida, mientras que Lázaro solo ha recogido males; pero ahora la suerte de ellos es contraria a la que tenían en el mundo. Al pedir entonces que fueran a anunciar a sus familiares que se comportaran de otro modo, responde Abraham que tienen en sus manos los Escritos Sagrados: que hagan caso de lo que dicen.