La vida que Dios da

Firmas
José Fernández Lago

LA MAYOR PARTE de los que nos encontramos en este mundo, pensamos que esa vida a la que nos referimos será aquella de la que estamos participando hoy; y muchos pondrán en entredicho el que esa vida nos la haya dado Dios. No hay duda de que nuestros padres han tenido mucho que ver en nuestra venida al mundo. Sin embargo, aunque ellos colaboren en la condición que nosotros recibimos, lo que es la vida procede de Dios y termina cuando Dios deja de sustentarla. De todos modos hoy queremos referirnos a esa otra vida, que el Señor nos dará, y que es la razón fundamental para que nosotros acudamos a los cementerios, a pedir al Señor el descanso eterno de nuestros difuntos. A esa vida nos referimos ahora, con la esperanza de que el Señor nos la haga alcanzar algún día.

La 1.ª lectura de la Misa de esta tarde y la de mañana, alude a una multitud de gente innominada que se encuentran en el más allá junto al trono de Dios Padre y al Cordero inmolado, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Ellos repetirán una y otra vez: “La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero”. Al Padre y al Cordero la alabanza por los siglos. Los que tienen las palmas en sus manos, vienen de la gran tribulación: han dado su sangre en testimonio de Cristo.

San Juan, en su 1.ª Carta, habla del amor que Dios nos ha tenido, para hacernos sus hijos. Ahora somos ya hijos, pero no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando Cristo se manifieste glorioso, seremos semejantes a Dios, porque le veremos tal cual es.

El Evangelio recoge el relato de las Bienaventuranzas, en la redacción de S. Mateo. Jesús proclama dichosos a los que tienen espíritu de pobres, a los humildes y sencillos, a los que lloran sus pecados, a los que tienen misericordia de los demás, a los de corazón transparente, a los que trabajan por la paz y a los que son perseguidos por dar testimonio de la verdad. A todos ellos les dice Jesús que Dios será misericordioso y perdonador de todos ellos.