Las llamas abrasaron gran parte del Centro Psiquiátrico de Conxo

Susana Martínez
Interior. Uno de los pabellones del Centro Psiquiátrico de Conxo tras la extinción parcial del incendio que se originó en la Unidad de Intensivos del centro. Foto: ECG

Seis muertos y cuatro desaparecidos era la cifra que a última hora del 7 de julio de 1976 se daba como segura tras el incendio declarado a primeras horas del día en el Sanatorio Psiquiátrico de Conxo, en Santiago. Hasta el momento no se conocían las causas del siniestro, que fue advertido sobre las cinco y media de la madrugada, aunque todas las hipótesis coincidían en atribuirlo a una colilla de cigarro que pudo arrojar algún enfermo sobre el colchón de una cama.

El Sanatorio Psiquiátrico de Conxo podía haber sido destruido totalmente a causa de las llamas. El siniestro podría haber hecho cenizas la estructura extremadamente combustible de aquellos años, donde la madera recubría cada uno de los rincones. A este respecto, la aparente imprevisión que existía contra los incendios en este centro, además de la escasa dotación de medios de los que disponía la ciudad en esa época, hizo que, en un día tan caluroso y seco como aquel, se produjese una combustión rápida e imposible de frenar, haciendo que un accidente se magnificase en desastre.

A las seis menos cuarto de la mañana se declaró un incendio que tardó pocos minutos en ser pavoroso. Dos pabellones llenos de residentes pedían ayuda desde las ventanas enrejadas que impedían un acceso rápido y sencillo. En declaraciones a los medios, un testigo presencial había manifestado que “la confusión fue enorme y todo hacía pensar en que las llamas podrían extenderse inmediatamente”.

Santiago venía experimentando unos días de extrema sequía, ni una gota de agua había visitado la ciudad en un caluroso julio de 1976. Ante este contexto, todo apuntaba a que el incendio iba a ser un duro oponente, y las consecuencias, terriblemente dramáticas. Las bombas de las dotaciones no tenían la presión suficiente a primeras horas de la mañana, y tampoco las tomas de agua llegaban a presentar una solución.

CAUSAS. Sobre las causas del incendio, nada se podía asegurar. Había hipótesis que conducían a la posibilidad de que el cigarrillo de uno de los usuarios del sanatorio, podría haber causado las llamas al ser arrojada a alguna parte del mobiliario, como una cama. De ahí el incendio se reproduciría fácilmente a través de la estructura del edificio (madera vieja en los tejados, en los muebles, etc.).

ALOJADOS EN LA IGLESIA. Las llamas avanzaban, pero los pacientes pudieron ser desalojados a la iglesia parroquial de Conxo, que llegó a estar, a primeras horas de esa mañana, abarrotada de los residentes rescatados del pabellón sur, completamente afectado. Una crónica del diario El País describía la escena como “una verdadera concentración penosa en la que se oían gritos y lamentos en los que pedían su chaqueta o cualquier prenda personal que habían dejado entre las llamas minutos antes”. Por otro lado, alguien parecía especular sobre la idea de que una extraña sombra se cernía sobre Conxo: “Despidieron a nuestros médicos hace poco, entre ellos a nuestro director entonces, y ahora tuvo que venir el fuego a echarnos de nuestras camas”, dijo uno de los enfermos.

Lo que sí resultaba real era el complicadísimo balance de pérdidas, y concretamente, el problema principal de alojar a 164 enfermos que habían sido afectados por las llamas. “Hemos llevado a varios cientos de enfermos a la Iglesia de Conxo. Están allí recogidos en tanto que se organizan las cosas”, dijo el presidente de la Deputación de A Coruña, Lino Rodríguez Madero.

CONTROL DE LA SITUACIÓN. Alrededor de las siete de la tarde, en el Sanatorio Psiquiátrico de Conxo comunicaron que, a las 18.30 horas de ese mismo día, el fuego había sido dominado en su totalidad.

Se procedió en ese momento a tapar las partes más afectadas con objetos y desocupar las salas desalojadas y no destruidas por el incendio.

En esos momentos, habían sido hallados dos muertos más, por lo que a las 20.00 horas de la tarde, las víctimas parecían fijadas en seis fallecidos y cuatro desaparecidos. Por otra parte, no se habían constatado heridos graves. El Ministerio de Gobernación y la Dirección General de Sanidad contaban con información del caso desde el inicio y prometieron toda la ayuda necesaria.

Los restos de las víctimas fueron trasladados al depósito del mismo sanatorio, que no había resultado dañado por el incidente. Por otra parte, se trasladaron 25 residentes al Hospital Psiquiátrico de O Rebullón, en Vigo, mientras otros 40 fueron destinados al Sanatorio de Toén, en Ourense.

UN DÍA DESPUÉS. A última hora del 8 de julio, la gerente del Sanatorio Psiquiátrico de Conxo facilitó a los medios las últimas informaciones sobre el terrible accidente. Tras realizar las oportunas comprobaciones podían confirmar que los fallecidos a causa del incendio ascendían, finalmente, a ocho personas.

Tras terminar con las jornadas de identificación, una grúa comenzó a derribar los pabellones incendiados. Al principio se había pensado en dinamitar los restos del inmueble, aunque posteriormente se descartó dado el enorme espesor de los muros, donde, en algunos puntos, había un ancho de más de metro y medio. Era por este motivo que resultaría complicado el trabajo de la colocación de las cargas en estas paredes.