Los cazas F-18 tenían munición real y podrían venir de seguir un avión ruso

Estacionaron en Lavacolla orientados hacia una zona despejada “por si se escapa algún misil” // Un experto indica que es habitual que persigan aparatos sospechosos que rozan el espacio aéreo español
Uxío Santamaría
Dos aviones de combate F-18 con munición real estacionados en la plataforma del Aeródromo Militar de Santiago, en Lavacolla

Todo apunta a que la presencia de los dos cazas F-18 que este miércoles tomaron tierra en el aeropuerto de Lavacolla no se debió a unas simples maniobras rutinarias, sino que venían de ejecutar una misión militar de considerable relevancia. Una fuente experta en aviación civil y militar consultada ayer por EL CORREO, confirmó tras observar las fotografías de ambos aviones de combate en la pista compostelana que es muy probable que llegasen a la capital gallega después de llevar a cabo el rastreo y escolta de una aeronave sospechosa, “posiblemente rusa”.

Lo que le lleva a esta manifestación es el posicionamiento de los dos cazas españoles en la plataforma de estacionamiento del Aeródromo Militar de Santiago: “Vinieron con munición real, por eso están aparcados mirando al norte, por si se escapa un misil que caiga en una zona despejada”, afirma sin titubeos el experto.

En este sentido, comenta que no es extraño que los cazas españoles realicen misiones de rastreo, identificación y persecución de aviones sospechosos o con misiones espías en territorio europeo. “Cuando vienen a Santiago es para entrenamientos o bien para recuperarse en el Aeródromo Militar después de perseguir un rato a bombarderos rusos que se acercan al espacio aéreo español”.

Al respecto, explica que “si vienen en pareja, lo más seguro es que vengan de acompañar a los aviones rusos, que salen por el norte de Noruega o por el Báltico, dan la vuelta a Gran Bretaña e Irlanda, o bajan por el Canal de la Mancha, pasan por Francia y luego viran hacia el norte de España, siempre sin entrar en el espacio aéreo español, sin plan de vuelo y con el transponder —un dispositivo electrónico que produce una respuesta cuando se recibe una llamada de radio-frecuencia. Las aeronaves tienen transpondedores para facilitar su identificación en el control del tráfico aéreo— apagado.

No obstante, estos movimientos extraños no se escapan a los servicios de inteligencia ni a los potentes radares con los que cuentan las Fuerzas Armadas de España. Así, indica el experto, cada vez que se detecta algún vuelo sospechoso de esta índole “suelen salir los F-18 de Torrejón de Ardoz o Zaragoza a escoltarlo”. En este contexto, indica, que “normalmente los cazas vuelven a sus bases una vez que completan la misión, pero si se quedan cortos de combustible se recuperan en el Aeródromo de Santiago”.

Con esto, incide en que los dos aviones de combate que tomaron tierra este miércoles en la capital gallega “llevaban munición completa de cañón y misiles Amraam e Iris-t reales”, una señal de que su aterrizaje en Santiago no respondía a unas simples maniobras.

La verdad es que no es la primera vez que cazas españoles interceptan en el marco de la misión de la OTAN aviones rusos realizando vuelos espías, sobre todo en el Báltico.

ALERTA REAL. Cabe recordar que pilotos y aviones de combate del Ejército del Aire fueron protagonistas el pasado mes de julio de la alerta real vivida en la base de la OTAN de Siauliai (Lituania) durante la visita que realizaba el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para ratificar el compromiso de España con la misión de la OTAN en el Báltico y la trascendencia de su aportación.

La situación generó unos momentos de confusión debido a que estaba previsto un simulacro de alarma durante la visita de Sánchez, pero tanto el destacamento español como fuentes del Gobierno ratificaron que se trataba de una alerta real. Sánchez y el presidente de Lituania observaron todos los movimientos previos al despegue de dos aviones españoles para proceder a la identificación correspondiente.

Fuentes de la OTAN informaron posteriormente de que el incidente fue provocado por dos cazas rusos que volaban sin advertir de su presencia en el mar Báltico. Al retomar el acto, Sánchez consideró que lo ocurrido es una prueba de la importancia de la misión que desempeñan en el Báltico los militares españoles.

En rueda de prensa posterior junto a la primera ministra lituana, insistió en la relevancia de esa misión aunque no quiso opinar si la maniobra durante la visita a la base de la OTAN podía interpretarse como una provocación de Rusia. Tanto el presidente de Lituania como la primera ministra agradecieron a España su colaboración.