Malestar entre el fútbol base por no poder acceder a los entrenamientos

Un grupo de progenitores y abuelos han trasladado su queja a este periódico ante la prohibición // Se ven obligados a realizar varios viajes para llevar a los menores
Fútbol Base
Brais Fernández
gradas vacías. Algunos clubs de la ciudad han adoptado esta decisión para mejorar los entrenamientos. Foto: ECG

Crece el malestar entre un grupo de familiares de los niños y niñas del fútbol base de Santiago de Compostela por la prohibición de acceso a las instalaciones deportivas durante los entrenamientos en algunos equipos de la ciudad. Este colectivo de personas que se sienten perjudicadas ha trasladado su queja a EL CORREO GALLEGO, puesto que, según indican, son ya bastantes los progenitores que se ven afectados por esta norma que consideran injusta, puesto que les obliga a realizar varios viajes para llevar a los menores a las sesiones.

“Por riba de pagar as cuotas, aínda nos botan dun campo que non é deles”, apuntan que es una de las frases más escuchadas entre el grupo de afectados al llevar y recoger a los pequeños en los campos municipales.

Precisamente, el hecho de que los terrenos de juego sean gestionados por el Concello lleva a esta agrupación, a tenor de sus declaraciones, a plantearse incluso una entrevista personal con la concejal de Deportes, Esther Pedrosa, para que medie en esta situación si es posible. Las instalaciones son públicas y los afectados dicen estar al día como contribuyentes, al pagar “religiosamente” sus impuestos, por lo que no entienden el “veto al acceso” a las mismas.

“Ciertos clubs obligan a los bedeles a ejercer de policías, no siendo este su cometido. El malestar de los padres y abuelos que llevan a sus hijos y nietos va en aumento. Les condiciona sobre todo a los que no son de la ciudad, que entraban en las instalaciones deportivas para hacer vida social con otros progenitores y que ahora tienen que hacer dos viajes”, señalan.

Por ello, esperan que se cambie de opinión en estos equipos de la capital gallega y que dejen regresar a los familiares a las gradas del campo, “por comodidad, vida social y derecho como ciudadanos”.

En este sentido, cabe citar que como consecuencia de la pandemia, una vez se pudieron recuperar los entrenamientos, se obligaba a los familiares a dejar los futbolistas en la puerta, sin posibilidad de entrar al campo, ya que se seguían los estrictos protocolos de seguridad impuestos por los entes administrativos.

En todo caso, una vez se fueron abriendo las medidas contra el covid, muchos clubs volvieron a abrir sus puertas también para los padres y madres, con el objetivo de que puedan ver a sus niños realizando los ejercicios, aunque, como queda patente, no fueron todos.

Por ello, en estos casos, sólo pueden verlos jugar en los partidos, donde existen muchos ejemplos de padres que realizan comentarios a sus pequeños durante el desarrollo de los mismos, provocando dudas y conflictos con los entrenadores, e incluso con otros progenitores. Así, estos malos hábitos fueron los que llevaron a los clubs a aplicar esta norma, tras los grandes resultados comprobados durante la pandemia.

A mayores, cabría preguntarse por qué debe existir una diferenciación con otras actividades fuera del ámbito escolar, como música, teatro, inglés o incluso de otros deportes como natación o atletismo, en los que nadie se queja por no poder ver a sus hijos ensayar, ya sea en un entorno privado o público.