Medalleiras y artistas de rúa reclaman reubicarse en el entorno de la Catedral

Ambos colectivos llevan un año reclamando su expulsión de sus lugares clásicos, lo que les impide mantener su actividad // No entienden que hayan sido desplazados a espacios poco turísticos, mientras la mendicidad sigue presente en el Obradoiro
Medalleiras de Santiago
f. cernadasSantiago
Una representación de los colectivos se manifestó ayer en el Obradoiro, donde coincidieron con los trabajadores de los Centros Socioculturales y Urbaser. Foto: ECG

Desde que el pasado mes de junio de 2021 fuesen expulsados de sus ubicaciones históricas, las medalleiras y los artistas de rúa se pusieron en pie de guerra contra la decisión del Concello, al considerar injustos los cambios en la venta ambulante de la zona vieja. Esta serie de reclamaciones llevó ayer a una nueva manifestación frente al Pazo de Raxoi en la que quisieron mostrar su unión por un objetivo común: reubicarse en el entorno de la Catedral.

De este modo, desde que fueron obligados a dejar sus posiciones en el Franco, Fonseca, Obradoiro o la Quintana, su situación se ha convertido en insostenible, apuntan, puesto que no cubren gastos.

“Nos han colocado en lugares con menos tránsito de viandantes, como la rúa Carretas o Xoán XXIII, o con condiciones insalubres para trabajar, por ejemplo, la plaza da Inmaculada en verano”, señalan los afectados.

Por ello, teniendo en cuenta los buenos datos turísticos que afloran en Compostela durante este Xacobeo 2022, piden al Gobierno local que recule y los devuelva a sus emplazamientos habituales o, al menos, “otros semejantes donde podamos prosperar con nuestro modo de vida tradicional”.

Asimismo, dentro de ese mal de males que citan, la última gota que colmó su vaso fue la noticia de los cortes de tráfico en la Inmaculada, unas obras que se prolongarán durante unas semanas y que “suponen más trabas para instalar nuestros puestos”.

sensación de discriminación. Dentro de la citada protesta, ambos colectivos se sienten discriminados en comparación a otros trabajadores y actividades habituales de las calles del casco histórico, puesto que operan en espacios que a ellos se les niegan.

En estas desigualdades nombran tres ejemplos claros. En primer lugar, los trenes turísticos que “pueden seguir trabajando en la plaza del Obradoiro”, un icono de Santiago en el que “una parte se utiliza como aparcamiento VIP para los clientes del Hostal y miembros del Concello”. En segundo término, reclaman la otorgación directa y sin publicidad de los soportales junto a la oficina de Correos para los vendedores de antigüedades, “que antes era una famosa ubicación de los pintores locales”.

Y, por último, su tercer punto lleva a la libertad con la que se mueven indigentes y mendigos alrededor del templo, incluso en espacios en los que antes estaban los artistas de rúa. Esto provoca su indignación, puesto que no entienden que se prefiera la presencia de la mendicidad, frente al colorido y la actividad que generan los virtuosos y las históricas mujeres.

Con todas estas premisas, ayer alzaron su voz de nuevo en el Obradoiro, para que se les escuche y para que se reconsidere la decisión tomada hace casi un año. Desde mediados del siglo XX, el entorno de la Catedral estuvo acompañado de estos colectivos y lo de estos últimos meses “resulta incomprensible”.