“Pudo encubrir a alguien pero no fue la mano que ejecutó”

Compañeras de Charo Porto en A Lama recuerdan que “los días previos a la Navidad eran los peores para ella en la cárcel”
Antonio P. Fidalgo
JUICIO. Rosario Porto y Alfonso Basterra. Foto: R. Escuredo

“En la cárcel llega un momento en el que todos acabamos contando los pequeños secretos que nos acompañan. Cada una lo hace a su manera”, pero “ella nunca reconoció que había matado a su hija. Siempre nos dijo que era inocente” y “eso es así, ella nunca reconoció su culpabilidad. Siempre insistía en que no lo hizo”.

Los tres entrecomillados anteriores pertenecen a conversaciones mantenidas ayer (dos a través Facetime de wassapp y la tercera por teléfono) con otras tantas exreclusas que compartieron prisión con Rosario Porto, una en Teixeiro y las otras dos en A Lama. Todas quieren mantener su identidad: dos reconocen que se encuentran en tercer grado y una ya pagó la deuda que tenía.

Las tres (María, Marta y Lucía, nombres ficticios) fueron, en algún momento, presas de confianza de Porto durante los periodos de protocolo antisuicidio. Saben de lo que hablan: pasaron muchas horas llegando a compartir celda con ella.

Coinciden las tres en que “ella siempre defendió su inocencia y lo hizo siempre con mucha intensidad” (María), “cuando hablamos entre nosotras Charo nunca reconocía su culpabilidad. No se lo podíamos decir ni en broma” (Marta) o que “daba la impresión de que se guardaba algo pero es difícil que tras tantos años encarcelada no se le escapara algo” (Lucía).

Para estas tres expresas a Rosario Porto le traicionaba su carácter: “era muy complicada, muy manipuladora pero al mismo tiempo ayudaba a todas” (Marta); “estaba siempre quejándose de todas las decisiones y presentando escritos y recursos. Yo le decía déjalo que te va a perjudicar pero ella no paraba” (María), y “tenía siempre muchos problemas con la psicóloga o con los funcionarios por sus quejas ante todo” (Lucía).

A la pregunta de si ellas consideraban que es culpable Lucía responde con un contundente: “Pudo haber encubierto a alguien pero no fue la mano que ejecutó”; María intuye que “se vio obligada a hacer algo por alguien y ella siempre se preguntaba por qué no llamaron a declarar a algunas personas” mientras que para Marta “su situación era muy complicada”. Las tres vuelve a coincidir: “Las que tuvimos problemas con la Justicia sabemos que no siempre es justa”.

Ninguna reconoce que sospecharan que pudiera llegar a este fatal desenlace pero revelan que “cuando se acercaban las Nnavidades siempre se ponía muy triste y quería hacer muchas cosas. Para ella era el momento más duro del año”.