¿Qué pasará con los párquines para la zona vieja con el Santiago Central?

Si se amplía la área de bajas emisiones, muchos vehículos quedarían sin paso a los estacionamientos de Plaza de Galicia, San Clemente o Belvís // El futuro del histórico subterráneo del centro, en el aire
Santiago Central
Brais Fernández
Vehículos accediendo al aparcamiento subterráneo ubicado en la plaza de Galicia. Foto: Antonio Hernández

La propuesta de ampliación de la zona de bajas emisiones, que señaló el alcalde Xosé A. Sánchez Bugallo, para abarcar el tramo que comprende desde Porta do Camiño hasta Rúa da Senra, una vez se lleve a cabo un estudio riguroso de la movilidad de la capital gallega, plantea un posible problema acerca de qué pasará con los párquines que se encuadran en este territorio. Aunque el principal dilema estaría con el de Plaza de Galicia, también afectaría, por ejemplo, al de Belvís, que quedaría sin conexión, o el de San Clemente, en el ámbito del casco histórico.

En este sentido, a tenor de lo indicado por el primer edil, se pretende liberar de turismos privados este espacio, para priorizar con ello a los peatones, las bicicletas y el transporte urbano. Todo ello provocaría que una gran masa de vehículos, más de 14.000 diarios según las estimaciones municipales, quedaría sin acceso a la vieja nacional que vertebra Compostela junto al casco histórico, negándoles el paso a los estacionamientos, con la consiguiente afectación para los residentes y comercios de la Almendra compostelana.

Cabe recordar que a comienzos de este 2022, los placeros se pusieron en pie de guerra por la falta de plazas para aparcar junto al Mercado, lo que provocaba, desde su punto de vista, una pérdida de posibles clientes locales. Así, se demostró que el aparcamiento de Belvís se queda corto durante las principales horas de la mañana, una vez se limitó el acceso a Mazarelos. Por ello, si se lleva a término la idea de cerrar la vía superior, tanto una como otra zona quedarían sin paso. En todo caso, podría solucionarse parte de este problema con el cambio de orientación de la calle del parque de Belvís.

En lo que respecta al recinto junto a la Policía Nacional, la entrada o salida de los vehículos quedaría pendiente de la posible ampliación, o no, del Santiago Central a esta parte del casco histórico, la cual tiene un especial uso para todos aquellos que pretenden realizar operaciones o simplemente pasear por las calles patrimoniales de la capital gallega.

Con todo, el foco del debate se presenta en el parquin de Plaza de Galicia, cuya concesión termina en el próximo 2025, por lo que la próxima corporación municipal tendrá que decidir que realizar con él.

Desde la Asociación Vecinal Fonseca, se pretende que el subterráneo pase a manos públicas y se destine como zona para dejar sus coches los habitantes de la zona vieja, representando una forma de incentivar la recuperación de población en la Almendra.

Por otro lado, muchos compostelanos están por la labor de que se convierta en público, para reducir el precio de las tarifas por horas, puesto que su utilidad está más que contrastada, como queda patente cada fin de semana, más aún durante los veranos, con su aforo completo.

Sin embargo, a tenor de las últimas declaraciones vertidas sobre este tema por Sánchez Bugallo, su futuro estaría en el aire, puesto que duda que pueda sobrevivir al proyecto de humanización que se plantea para toda esta zona, dentro de la voluntad de crear zonas de preferencia de peatones.

QUITAR PLAZAS, PESE A LA CARENCIA DE LUGARES. La posibilidad de cerrar Plaza de Galicia, ya sea con la clausura del subterráneo o por el cierre de la histórica plazoleta a los coches, contrasta con la carencia que existe en Santiago de plazas de aparcamiento, una demanda histórica de la población.

Así, en el desarrollo del Ensanche, muchos edificios se construyeron sin parquin, lo que provoca que muchas personas precisen la calle para dejar su vehículo. Esto crea un colapso que obliga a emplear los recintos privados o los disuasorios a las afueras para poder aparcar.

Por lo tanto, la reordenación de la movilidad en la capital gallega tendrá que contemplar, sin duda, lo que pasará con los aparcamientos del centro.